Le Figaro Lyon
A bordo de su furgoneta, Anaïs, Brice y su perro Todz dejaron sus maletas en Ain, en la meseta de Hauteville. Segunda etapa de su gira por Francia de los desiertos médicos tras la Drôme. Una idea que brotó hace unos meses en la cabeza de esta pareja formada por un médico general y un fisioterapeuta. “Terminé mis prácticas en la Polinesia Francesa. Habíamos ido hasta los confines de la tierra y nos decíamos que no conocíamos ciertas regiones de Francia. A menudo escuchamos que estas zonas rurales sin médicos, zonas de donde venimos, eran horribles. Entonces nos dijimos que íbamos a ir allí”, confiesa Anaïs a Le Figaro.
Originaria de Auvernia, eligió la medicina general en una época en la que la tendencia era elegir especialidades. “Yo, al igual que mi pareja, prefiero ejercer en zonas rurales. Es más responsabilidad porque la gente tiene menos acceso a emergencias y especialistas. También encontramos que los pacientes son más amables. Existe esta noción de médico de familia. Los intercambios son menos distantes que en la ciudad”, continúa.
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Durante un año, en su furgoneta, irán de región en región (un mes en cada una) para ofrecer reposiciones publicando anuncios sobre grupos de médicos y fisioterapeutas. “Con nuestra poca notoriedad ahora, algunos compañeros nos llaman para decirnos que necesitamos ayuda en su sector”.
Apenas dos meses después del inicio de su viaje, Anaïs ya ha conocido a muchos pacientes que no reciben atención por falta de médicos de cabecera suficientes: “Creo que la gente no es consciente de este problema. Pacientes diabéticos o hipersensibles que ya no tienen su medicación por falta de cita. En general, muchos pacientes dejan que las cosas se prolonguen, pero en tres meses la enfermedad progresa. Por eso también sentimos cierta ira contra los médicos, que, sin embargo, están saturados de trabajo y no pueden hacer más con una base de pacientes de 1.000 personas. Sin embargo, elogia el “muy buen equipamiento” de los centros de salud. “Podemos llegar muy lejos en el diagnóstico, hacemos muchas cosas. Hay mucha ayuda mutua con compañeros, especialistas, emergencias, etc.”, continúa.
A lo largo de su recorrido, el matrimonio desea concienciar sobre la vida en estas zonas rurales y promover la prevención en sus redes sociales. Un tema sobre el que Anaïs también escribió su tesis doctoral y en el que participa desde su elección como Miss Auvernia 2021. “Durante mi año como Miss, me involucré en varias asociaciones con la idea de ‘aprovechar este momento para enviar mensajes de salud’. . Creo que podemos hablar de prevención en las redes y tener un impacto positivo si se hace bien y por un profesional”, continúa el auvernés.
Ahora queda continuar esta gira por Francia, cuya próxima etapa está prevista en Borgoña antes de llegar probablemente a Alsacia. Un viaje al final del cual la pareja se instalará en una zona rural, probablemente en Auvernia, “a menos que se enamoren antes”. “Pero no en 2025, ya tenemos ideas para un proyecto humanitario”, concluye Anaïs.














