Le Fígaro Nantes
El expediente se presenta como inédito por el fiscal de Nantes. “Que yo sepa, todavía no se ha producido un caso de esta magnitud en Francia”, afirma con cautela Renaud Gaudeul. De qué se trata ? Una red bien organizada y estructurada que garantizaba entregas mediante drones a varios establecimientos penitenciarios del Gran Oeste. Con el cuarteto sospechoso, se acabó simplemente dejar caer paquetes por encima del paseo marítimo. Eran capaces de asegurar las entregas “directamente a las ventanas” de los reclusos con gran precisión.
Sus primeros indicios de actividad fueron detectados el pasado mes de mayo en el centro de detención preventiva de Carquefou, situado en las afueras de Nantes. «Los agentes detectaron una sucesión de entregas mediante drones que fue confirmada mediante registros» a los detenidos o en sus celdas, presentó el magistrado. En ese momento se encontraron 36 teléfonos móviles, incluidos iPhone, que «pueden ser extremadamente caros», así como una «cantidad importante» de estupefacientes (alrededor de 1,6 kg de resina y hierba de cannabis). Gracias a la explotación de los productos incautados, los gendarmes de la brigada de investigación de la sección de Nantes lograron identificar un “equipo de delincuentes” con base en La Baule (Loira Atlántico) y que disponía de un centro logístico –un “hangar”- en Pornichet. .
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Al examinar sus actividades, los militares descubrirán un “modo de operación fuera de lo común”, afirma el fiscal. Proporcionó los detalles. A través de una cuenta de Snapchat llamada “Air Parcel”, familiares de los detenidos contactaban a los delincuentes para que transportaran mercancías de forma ilícita. A través de la aplicación se fijó el lugar y la hora de encuentro. Por ejemplo, en Nantes, los investigadores descubrieron que las reuniones tuvieron lugar en el aparcamiento del McDonald’s de la Beaujoire.
“A continuación se fotografiaron los productos y luego se pesaron con una balanza de precisión”, describe Renaud Gaudeul. Una vez que el recluso destinatario validó el contenido de la entrega, los bienes fueron confiados a los delincuentes, quienes cobraron «en efectivo o mediante tarjetas de prepago» a razón de «400 euros por 500 gramos, cualquiera que sea el producto», afirmó el fiscal.
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A partir de ese momento podría comenzar el ballet en el cielo. Generalmente se desarrollaba “en plena noche” con cierta intensidad. “Podría haber de 5 a 10 partos por noche”, cuantifica Renaud Gaudeul, que estima que al menos “cincuenta” partos se produjeron en varias prisiones, en particular las de Nantes, Lorient (Morbihan), Le Havre (Sena Marítimo) y Poitiers (Viena). Para ello, los cuatro sospechosos utilizaron drones vendidos comercialmente por unos 500 euros a los que les hicieron modificaciones.
“El sistema de iluminación quedó inoperable. El dron también estaba equipado con un sistema que permitía la liberación en vuelo. El hilo de pescar estaba atado a un calcetín que servía de embalaje”, representó el fiscal. La máquina, que se hizo invisible en la oscuridad de la noche, fue entonces conducida hasta la ventana del recluso, quien se indicó mediante un “código de luz” y una voz.
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Después de observar al cuarteto malicioso durante varias semanas, los gendarmes de la compañía de Nantes decidieron actuar el martes «en un campo» cerca del centro de detención preventiva de Nantes. En plena noche, primero esperaron a que se realizara una primera entrega -“para establecer y materializar los hechos”, como explicó el fiscal- antes de intervenir. Esa noche intervinieron soldados experimentados en “huidas y rebeliones”, así como en la “peligrosidad” de los individuos, según Cécilia Agez, comandante de la compañía de Nantes. Lograron detener a tres hombres. “El cuarto fue detenido poco después en su domicilio de La Baule”, subrayó el fiscal.
Su punto en común: todos son “conocidos por los tribunales”. Si la implicación de uno de ellos, un joven de 23 años, se concretó tarde, no ocurre lo mismo con el resto del trío. Son tres hermanos de 21, 23 y 26 años. “Originarios de la región de Toulouse, se han establecido recientemente en la región. Cada uno tenía su papel: piloto, logístico y preparador de material”, subrayó Renaud Gaudeul. Durante su custodia, no hablaban mucho. Fueron presentados este viernes ante un magistrado para responder por los hechos de “sobrevuelo de zona prohibida”, “entrega irregular de objetos a detenidos” y “tráfico de estupefacientes”. Por ello se enfrentan a 10 años de prisión. Dos de ellos, que son reincidentes, podrían pasar hasta 20 años tras las rejas. En su contra se emitieron cuatro órdenes de aprehensión sin conocerse la decisión final la noche de este viernes.
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Durante las incautaciones realizadas en el domicilio de los sospechosos, así como en su centro logístico, los militares encontraron nueve drones, 0,5 kg de cocaína, 1 kg de cannabis y 900 euros en efectivo. También disponían de binoculares térmicos y bloqueadores para llevar a cabo su operación, calificada de “bien ensayada y atrevida” por el comandante de la gendarmería. Este último explicó que con un aeroscopio, dispositivo con el que la gendarmería fue equipada recientemente, la policía pudo obtener lecturas de GPS de los drones, que se hicieron casi invisibles.
“Algunas personas no rehuyen ninguna innovación tecnológica para la delincuencia”, afirmó Cécilia Agez. Sobre este punto, el fiscal quiso ser firme: “Los delincuentes deben saber que los servicios de investigación se han puesto al día a gran velocidad”. Respecto al caso actual, Renaud Gaudeul mencionó que deben continuar las investigaciones para verificar la existencia o no de una red más grande y rastrear la importancia de los flujos financieros.