Le Figaro Niza
La anécdota data de hace más de 20 años pero Louis Nègre, el alcalde de Cagnes-sur-Mer (Alpes-Maritimes), la recuerda como si fuera ayer. Todavía hoy le sirve para justificar la renovación de su decreto sobre el toque de queda para los menores de 13 años en su ciudad. Cuando a principios de los 2000, el concejal -elegido por primera vez en 1995- se encuentra en la calle a una hora tardía con un niño de 8 años y éste le explica que tiene el permiso de sus padres, eso le pega . Son pasadas las 11 de la noche. “¡Pero no tengo tiempo!” responde el niño. Esa noche, el alcalde reflexiona y amanece con la idea de imponer un toque de queda en su ciudad para los niños menores de 13 años.
Desde el lunes vuelve a estar en vigor este decreto municipal. Está vigente hasta el 31 de octubre y prohíbe a los niños salir sin acompañantes de 23:00 a 06:00 horas. Si la idea se le ocurrió en el año 2000, Louis Nègre tuvo que esperar cuatro años para ser autorizado a aplicarla. En ese momento, el prefecto de los Alpes Marítimos rompió su propuesta ante el tribunal administrativo de Niza, pero el representante electo ganó un recurso en Marsella en 2004. El Consejo de Estado le impuso una duración y distritos objetivo. La estación «veraniega» le parece la más favorable para esta prohibición de salidas nocturnas de los más jóvenes en los barrios más urbanos. Se eligieron tres sectores: el centro de la ciudad (avenidas Renoir y de la Gare), la Plaza de la Marina y el Anexo del Ayuntamiento. “Si la mayoría de los padres hacen su trabajo, todavía quedan huecos en el negocio”, explica Louis Nègre a Figaro.
En casi dos décadas, el decreto ha tenido tiempo de arraigarse en la mente de la gente. Desde 2010, la policía no ha realizado arrestos. «¡No podemos encontrar uno tirado por ahí!» Satisfecho el primer magistrado. Una tarde, poco antes de las 11 de la noche, Louis Nègre conoce a un joven que le entrega orgulloso su reloj. Prueba según él de que la medida es conocida. Carteles en la ciudad vienen a recordarla una vez más.
Si esta medida se clasifica en el registro de seguridad, el alcalde destaca su vertiente preventiva. “Es más para educar a los padres, justifica. Porque es su culpa ante todo». Estos últimos corren el riesgo de una multa y un informe al fiscal. “No somos un pueblo donde todos se conocen, insiste el exsenador. Nuestra ciudad es muy densa, con una población diversa y muchos turistas. Puede haber encuentros peligrosos para los niños”.
Este decreto inspiró a otras ciudades, como Béziers (Gard), Asnières (Hauts-de-Seine), Lisieux (Calvados) o Cézac (Gironda). Algunos alcaldes aplican este decreto hasta los 16 años para luchar contra la delincuencia. En el tenso contexto del barrio de Moulins en Niza, donde cada vez más perfiles jóvenes se ven involucrados en el narcotráfico, ¿podría aplicarse esta filosofía? “No sería un tiro en la oscuridad, piensa Louis Nègre, también vicepresidente de la metrópoli de Niza. Pero allá, es un área sin ley, el decreto realmente no se aplicaría…»