Le Figaro Niza

Un despido por precaución y una entrevista previa al despido que cuestione. El caso de Marine, de 23 años, empleada en la tienda Leclerc de Vallauris (Alpes-Maritimes), aún a la espera de su destino, hizo reaccionar incluso al gran jefe. Según los sindicatos maralpinos de la CGT y Solidaires, esta empleada habría sido citada y suspendida por su participación en seis días de movilización contra la reforma previsional. Para ello, se había tomado días libres.

El martes por la noche, en el plató de BFMTV, Michel-Edouard Leclerc se vio sorprendido por esta situación. «Si es cierto, no es defendible», dijo. De comprobarse este motivo sospechado por los sindicatos, “no lo apoyaré, está claro”, añadió el presidente del comité estratégico de las tiendas.

El lunes, a la convocatoria de la intersindical maralpina, un centenar de manifestantes bloquearon la entrada al supermercado antes de entrar. El mismo día la empleada estaba entrevistando a su gerencia. Por admisión de los propios sindicatos, había espacio para la duda al principio. «¡Ahora que sabemos los motivos, no queda ninguno!», explica Jordan Mandelli, cónyuge de Marine, quien también es secretario departamental de Sud Rail. Se le acusa «sobre el papel» de «chatear con sus compañeros de trabajo» y de que «no se toma sus descansos reglamentarios». Contactado por Le Figaro, Leclerc no quiso decir más.

La joven era la única sindicalista de la franquicia, en Solidaires. Aún según su cónyuge, desde su primera manifestación en enero fue convocada y habría recibido una primera advertencia. Se le habría notificado que su participación en las jornadas de movilización se tornaba recurrente “y que se asentaría en su expediente”, prosigue Jordan Mandelli. «Ni siquiera fue contra la empresa», señala. La pareja dice estar “gratamente sorprendida” por la reacción de Michel-Édouard Leclerc. «Es bueno para nosotros», piensan. La empleada deberá conocer la decisión de su gerencia en los próximos días.