Cerca de medio centenar de activistas de la asociación de derechos de los animales L214 se reunieron el martes por la mañana en la explanada del Trocadéro en París para denunciar las prácticas de cría intensiva de pollos por parte de Le Gaulois. Los activistas expusieron durante aproximadamente una hora 44 cadáveres de pollos de la misma granja del grupo LDC, desde la fase de polluelo hasta su colocación en bandejas, para ilustrar «44 días de crecimiento frenético», según la asociación. “Con esta ilustración podemos ver que pasamos de un pollito pequeño de 50 gramos, a un pollo de 3 kilos, por lo que ha multiplicado su tamaño por 60 en tan solo seis semanas. Ilustra la locura que ocurre en las granjas y habla del sufrimiento extremo de estos animales”, declaró Brigitte Gothière, cofundadora de L214.

Con esta acción, la asociación pide a la marca que deje de utilizar cepas genéticas de “crecimiento ultrarrápido” que llevan el nombre Ross 308 y que se “comprometa a prohibir las peores prácticas de cría”. “El galo trata a sus pollos como objetos, los produce como nosotros produciríamos automóviles”, estima Léo Le Ster, director de campaña del L214, para quien este crecimiento acelerado afecta a la salud de los pollos. “Esos 44 pollos que vemos allí, todos murieron de infartos, problemas pulmonares, enfermedades diversas… a veces incluso hay algunos, enclenques, que ya no podían alcanzar los abrevaderos y los comederos y que murieron de hambre o sed”, lamentó.

Además de pedir a la marca que tome medidas contra la cría intensiva, esta acción también se lleva a cabo con el objetivo de llamar la atención del público: “Traemos aquí las gallinas para mostrar lo que se siente realmente, porque es cierto que para Para las personas que no conocen bien [este tema], puede resultar muy impreciso”, explica Pauline Laporte, empleada de la asociación.

“Aunque somos activistas por la causa animal desde hace mucho tiempo, al final no nos acostumbramos al horror”, confiesa Hélène, también empleada de la asociación, que lleva el cadáver de un pollo muerto. después de 36 días. “Es un momento bastante solemne, vemos gente pasar, vemos gente intrigada y preguntándose, es importante estar allí”.