Willy Bardon, condenado a 30 años de prisión por el asesinato de Élodie Kulik en 2002, que él niega, atacó a finales de marzo al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) por considerar que no se había beneficiado de juicios justos, supimos el viernes. de sus abogados.
«Willy Bardon no se soltará, sigue proclamando su inocencia y llegará hasta el final», aseguró a AFP Me Gabriel Dumenil, confirmando información del parisino.
La solicitud destaca «la parcialidad de los tribunales, la ausencia total de motivación, de prueba y de norma de la prueba, un cambio de escenario que en realidad lo acercó al lugar de los hechos», enumeró.
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El abogado también menciona el «rechazo sistemático de todas las solicitudes de la defensa, (…) por ejemplo, las de tomar nota de las declaraciones divergentes de ciertos testigos o nuevos elementos puestos en conocimiento del tribunal» durante los juicios. Por último, señala «la deslealtad de la investigación, el hecho de que se hayan hecho muchas cosas fuera del acta», refiriéndose en particular a una «estratagema» montada por los investigadores, que según él pidió a un testigo que llamara a Willy Bardon. para tratar de hacerlo confesar.
En diciembre de 2019, el Tribunal de lo Penal de Somme condenó al ex fontanero y dueño de un bar a 30 años de prisión por el secuestro y confinamiento forzoso seguido de muerte, así como por la violación de Élodie Kulik. Este joven banquero había sido secuestrado después de un accidente automovilístico inexplicable en una carretera departamental del Somme.
Willy Bardon había intentado suicidarse cuando se anunció el veredicto al tragar un pesticida. Un año y medio después, la Corte de Apelaciones del Norte confirmó su culpabilidad y sentencia. El Tribunal de Casación luego desestimó su apelación.
Antes de morir, Élodie Kulik había llamado a los servicios de emergencia, grabación considerada la pieza central del expediente, donde sus gritos se mezclan con dos voces masculinas. La investigación había patinado durante diez años, hasta la identificación de un sospechoso, Grégory Wiart, gracias a una nueva técnica de análisis de ADN, pero el hombre había muerto en el ínterin. Buscando en su círculo cercano, la justicia había implicado a Willy Bardon, reconocido por varios testigos en la grabación, pero cuyo ADN no fue encontrado.