El hospital de Tulle fue condenado a pagar más de un millón de euros a una treintañera víctima de un ictus en 2016 tras el aplazamiento de un reconocimiento que debería haberse realizado de urgencia, según sentencia dictada a finales de abril.

En esta decisión, de la que se hacen eco este miércoles 3 de mayo los diarios Le Populaire du Centre y La Montagne consultados por AFP, el tribunal administrativo de Limoges también ordenó el pago de 325.000 euros a la Seguridad Social.

El ex mecánico, nacido en 1989, acudió por primera vez a la sala de urgencias del hospital Ussel en Corrèze el 1 de mayo de 2016, debido a intensos dolores de cabeza y vómitos. Un escáner cerebral no reveló anomalías y fue dado de alta a casa. El 9 de mayo, nuevos dolores de cabeza y dificultad para articular llevaron al paciente a su médico de cabecera quien, tras consultas telefónicas, lo derivó al hospital de Tulle para una resonancia magnética cerebral. Había acudido allí de inmediato pero tras varias horas de espera no se había realizado el examen, programando el establecimiento una resonancia magnética a distancia.

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Dos días después, el joven, aquejado de afasia, fue hospitalizado en Tulle, donde una resonancia magnética realizada esta vez de urgencia reveló un ictus del que conservaba importantes secuelas, sobre todo hemiplejía derecha y ceguera del ojo izquierdo. El hospital de Ussel fue exonerado por su acción pero el tribunal consideró que el de Tulle había juzgado «erróneamente», una semana después, que un examen no era inmediatamente útil, y cometió «una falta» al no prescribirle aspirina, la «pérdida de probabilidad» siendo evaluada en un 95%.

“En compensación por los daños sufridos”, la Mutualidad de Seguros Hospitalarios (Sham) deberá pagar 813.765 euros, tras una provisión de 197.807 euros hace cuatro años. También se concedieron a la víctima pensiones anuales por un total de 53.000 euros para compensar su necesidad de asistencia permanente y la pérdida de sus ingresos profesionales -tras la baja por enfermedad, el joven fue despedido en 2018, por incapacidad física, por el taller de automóviles que lo empleaba .

Al centro hospitalario Tulle y Sham se les ordenó finalmente el pago de 325.430 euros a la Caja del Seguro Primario de Salud, además de una pensión anual, para compensar sus distintas prestaciones.