Los Rugby Villages han encontrado su público. Las diez ciudades sede del último Mundial acogieron en total a más de 1,5 millones de visitantes, repartidos entre la “fanzone”, las “familias”, los pueblos “mixtos” y los “abiertos”. Según Francia 2023, responsable de la organización, esto supone un 40,5% más que durante el Mundial de 2019 organizado en Japón.
Impulsada por los partidos del XV francés, la asistencia se vio favorecida por el tiempo soleado, pero también “por la buena imagen del evento y del rugby”. El pico de visitantes en un día se alcanzó el 15 de octubre en el partido de cuartos de final Francia-Sudáfrica.
“Gracias al compromiso de las ciudades y metrópolis anfitrionas y a la movilización de sus cargos electos y de sus agentes, de sus socios y de los clubes de rugby locales, de decenas de miles de seguidores franceses o extranjeros de los equipos que participan en el torneo, así como de numerosos curiosos Hemos compartido momentos de amistad”, afirma Julien Collette, director general de Francia 2023.
Sin embargo, la organización de aldeas de rugby conlleva costes para las ciudades afectadas. El coste medio se estimó en 2,78 millones de euros.