Corea del Sur está preparando un plan de apoyo de 6.800 millones de euros para su industria de chips electrónicos, según informó el Ministerio de Finanzas el domingo 12 de mayo, en medio de una batalla comercial global en el mercado de semiconductores. El gobierno está “preparando un plan de asistencia de más de diez billones de wones (6.800 millones de euros) para apoyar a las “fabless” (empresas que diseñan sus productos pero subcontratan su fabricación), materiales de chips y equipos de fabricación en todos los sectores de la industria de chips”. Dijo el ministro Choi Sang-mok, según un comunicado.

El anuncio se remonta al viernes, durante una reunión entre el ministro y los directores de las empresas surcoreanas del sector, pero las declaraciones de Choi no fueron hechas públicas por el ministerio hasta el domingo. El paquete podría basarse en un «nuevo fondo financiado por instituciones financieras públicas y privadas», añadió Choi Sang-mok, y en el comunicado se especifica que los detalles se darán más adelante.

Corea del Sur es un centro para el mercado de chips. Dos de los mayores fabricantes del mundo, Samsung Electronics y SK Hynix, son empresas surcoreanas. En 2023, Seúl se ha comprometido a construir la mayor fábrica de producción de chips del planeta gracias a 220.000 millones de euros de inversión privada procedente principalmente de Samsung Electronics, líder mundial. En mayo de 2022, Samsung reveló un colosal plan de inversiones de más de 300.000 millones de euros en cinco años para reforzar su posición, especialmente en el mercado de los semiconductores.

La cuarta economía asiática busca desarrollar fuertemente su industria tecnológica, en el sector de los chips, pero también en el de las pantallas y las baterías, donde sus buques insignia ya son muy eficientes. Los semiconductores representaron en marzo el principal artículo de exportación de Corea del Sur -una quinta parte del total-, con un valor de 10.860 millones de euros, el mayor en casi dos años, según datos del Ministerio de Comercio. Con el conflicto comercial en curso entre China y Estados Unidos que compiten por el control del mercado de chips, el suministro de estos productos de importancia crítica se ha convertido en un problema internacional.