Le Fígaro Nantes

El 13 de noviembre, el Sr. B. falleció a la edad de 64 años sin haber escrito sus últimas voluntades. Esta falta de pruebas escritas llevó a sus familiares a acudir al tribunal judicial de Nantes el jueves 23 de noviembre, según informó el diario regional Presse Océan. Por un lado, su expareja y sus dos hijas solicitaron la cremación. Por otro lado, sus hermanas y su hermano exigieron la repatriación de su cuerpo a Marruecos, su país natal, para poder darle sepultura. Había vivido en Francia desde 1981.

«Está demostrado que el señor B.* no expresó ningún deseo particular, ni positivo ni negativo, en relación con la organización de su funeral», se menciona en la sentencia a la que tuvo acceso Le Figaro. “A falta de disposiciones expresas de una persona fallecida sobre los arreglos para su funeral, es necesario averiguar por todos los medios posibles cuáles hayan sido sus deseos y, en su defecto, designar a la persona más capacitada para decidir sobre los arreglos. . .”

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Los hermanos y hermanas, representados por un capellán de hospital de fe musulmana, argumentaron que el Sr. B., enfermo, siempre había estado inmerso en la cultura árabe-musulmana, mantenía vínculos con su país natal y que, en este contexto, el entierro era va a ser uno mismo. Por el contrario, sus hijas y su expareja no consideran que fuera un musulmán practicante. Asimismo, como se informa en la sentencia, “no se mencionó que hubiera tenido vínculos más privilegiados con sus hermanos que con sus propias hijas, al contrario ya que se trata de «ellos que, sin haber tenido noticias de su padre , alertó a los servicios ad hoc, que constataron la muerte en su domicilio del Sr. B.» Además, sus hijas explicaron que su padre le habría informado a la trabajadora social el siguiente deseo: “Ella les dijo que tenía la intención de ser incinerado y luego esparcir sus cenizas en el mar”. No se emitió ningún certificado pero “este elemento no puede descuidarse”.

«Los testimonios aportados durante el proceso por los demandantes no aportan pruebas suficientes de que el señor B. quisiera que su cuerpo fuera repatriado a Marruecos y enterrado o incluso que se opusiera firmemente a la cremación», se observa. Las dos niñas y su expareja son designadas así “las más capacitadas para determinar los arreglos funerarios”. Por lo tanto, el difunto deberá ser incinerado, pero el representante de los hermanos y hermanas del Sr. B. recurrirá. Se enteró por el periódico de la muerte del hombre que había conocido en Nantes en los años 1980. Aún más que su muerte, le impactó el uso de la cremación.

*Por respeto a la familia, Le Figaro ha optado por mantener en el anonimato los nombres y apellidos de los implicados.