France Inter está intentando poner fin a la polémica. Dos días después del arrebato del comediante Guillaume Meurice, que en la radio pública comparó al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con “una especie de nazi pero sin prepucio”, las críticas, procedentes de desconocidos o de personalidades, se animaron en las redes sociales. Frente a esto último, la directora del France Inter Adèle Van Reeth se desvinculó el martes de los comentarios de su columnista. Si “Guillaume Meurice goza de libertad de expresión”, el ex productor “se sumó al malestar” que muchos “expresaron”. Queriendo garantizar la “libertad de expresión”, el filósofo tiene un límite: “el de la ley”.

“Calificar de nazi a cualquier representante político es un ultraje cuyo carácter cómico puede, en tiempos normales, ser cuestionado”, se burló Adèle Van Reeth. Cuando este representante, cuyas políticas también podemos desaprobar y criticar, está al frente de un Estado judío, cuyos habitantes acaban de sufrir un ataque terrorista, este humor es aún más cuestionable. En un contexto de “un resurgimiento de actos antisemitas en nuestro país, esta elección de palabras parece particularmente desagradable”, dijo.

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Y alza la voz. Para ella, este llamado toque de humor “no es en modo alguno representativo del trabajo diario de la redacción de France Inter, que se esfuerza por cubrir el conflicto palestino-israelí de manera responsable, documentada y equilibrada (…) ni la línea editorial del canal que lucha contra el antisemitismo”. Arcom (Ex-CSA), que ha sido notificada de este asunto, deberá decidir e indicar si se ha superado un límite.