El aeropuerto de Majachkalá, capital de Daguestán, fue cerrado el domingo 29 de octubre por la tarde tras haber sido asaltado por decenas de personas. Estos últimos entraron violentamente para atacar un avión procedente de Tel Aviv (Israel). A las 21:30 hora francesa, la agencia de aviación rusa informó que la multitud había sido evacuada. La mañana de este lunes, el Ministerio del Interior ruso informó que 60 personas fueron detenidas y que 9 policías resultaron heridos en los enfrentamientos. Le Figaro repasa la historia y la sociología de esta poco conocida república autónoma, dependiente de la Federación Rusa.
Daguestán está situado en las montañas del Cáucaso nororiental, bordeando el Mar Caspio. Comparte fronteras con Chechenia y Kalmukia, dos repúblicas de la Federación Rusa, así como con Azerbaiyán y Georgia. En 1860, la región poblada principalmente por poblaciones de habla turca cayó en manos de Rusia y se convirtió en un óblast del imperio. Luego se transformó sucesivamente en la República Socialista Soviética Autónoma de Daguestán en 1921 y luego se convirtió en una de las 22 repúblicas de la Federación Rusa en 1991, cuando cayó el muro.
En 1999, Daguestán fue desestabilizada por una insurrección desencadenada por islamistas de Chechenia, que desencadenó la Segunda Guerra Chechena y la invasión de esta otra república por parte de Rusia.
Pero a diferencia de su incómodo vecino, Daguestán nunca ha expresado ningún deseo secesionista, gracias en particular a su gran diversidad étnica y lingüística. Su población de más de tres millones de habitantes la convierte en la república demográficamente más grande del norte del Cáucaso.
Desde entonces, la agotada economía de Daguestán ha dependido en gran medida de las transferencias del presupuesto federal desde Rusia. Alrededor del 70% del presupuesto anual de la república lo destina cada año Moscú, precisa el medio Orient XXI, especializado en el mundo árabe. En cuanto al volumen de subvenciones federales, Daguestán ocupó en 2020 el primer puesto entre las repúblicas rusas, con 814 millones de euros, muy por delante de la República de Sajá (621 millones de euros), Chechenia (508 millones) y Crimea (497 millones de euros). según el sitio ruso de noticias económicas RBC.
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Pero esta financiación no es el simple fruto de la generosidad rusa. De hecho, desde 2020 se ha instalado en Kaspiisk una importante base naval que se ha convertido en el centro de mando de la marina del país en el Mar Caspio, un perímetro altamente estratégico a escala regional. Daguestán también es atravesada desde hace varias décadas por rutas de transporte de materias primas, en particular gas y petróleo.
La otra cara de la moneda: Daguestán estuvo plagada de corrupción endémica en los años 2000-2010. Tanto es así que en 2017, poco antes de su reelección, Vladimir Putin decidió colocar al frente de la república a uno de sus fieles, el ex diputado de la Duma Vladimir Abdoulaïevitch Vassiliev (dimitirá por motivos de salud en 2020). Es el primer jefe de la república desde 1948 que no es musulmán ni pertenece a uno de los principales grupos étnicos daguestaníes, ya que es cristiano ortodoxo y de ascendencia kazaja. Su principal misión es depurar las cuentas de Daguestán.
Pero Vladimir Abdoulaïevich Vassiliev también tiene como objetivo luchar contra la amenaza terrorista. Desde 2007, Daguestán se ha visto amenazado por el deseo de establecer un “Emirato del Cáucaso” por parte del señor de la guerra checheno Dokou Oumarov. Una ola de terrorismo golpea a la república y en particular a sus fuerzas de seguridad. Está severamente reprimido, particularmente en anticipación de los Juegos Olímpicos de Sochi en 2014, lo que alimenta la radicalización de ciertos elementos en Daguestán. Dentro de la república, el 85% de los habitantes son musulmanes, principalmente del movimiento sunita shafií de tradición sufí, subraya Oriente XXI.
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En 2017, Rusia se convirtió en el principal país exportador de combatientes extranjeros en las filas del Estado Islámico, por delante de Arabia Saudita, Jordania y Túnez. La organización cuenta con 3.400 rusos, la mayoría de ellos chechenos y daguestaníes. Una nota de Sciences Po de 2017 informa que entre 4.000 y 5.000 ciudadanos rusos han llegado a Siria e Irak desde 2012 para unirse a las filas de las distintas facciones yihadistas, entre ellas más de 1.000 daguestaníes y chechenos.