Un resultado positivo, en dolor. Hace poco más de una semana, tras su enorme desaire en la Asamblea Nacional, Gérald Darmanin seguramente no habría apostado por la adopción de su texto, ocho días después, en la misma cámara. Y todavía. Tras la adopción, para sorpresa de todos, de una moción de rechazo previo en primera lectura en el Palacio Borbón, el proyecto de ley de inmigración del Ministro del Interior fue aprobado, este martes por la tarde, en la Cámara Baja con 349 votos a favor y 186 en contra. “Bien está lo que bien acaba”, nos felicitamos en el entorno del anfitrión de Beauvau. Una adopción obtenida gracias a los votos de los republicanos, pero también de la Agrupación Nacional, que había anunciado, un poco antes, a través de Marine Le Pen, su deseo de apoyar esta reforma. “Una victoria ideológica para el RN”, dijo.
En una sesión muy tensa, Gérald Darmanin acogió con satisfacción el acuerdo alcanzado, poco antes, entre la derecha y los macronistas en un comité conjunto. Se llegó a un consenso después de un día de discusiones y al final de una semana de intensas negociaciones. Con un gran ganador: los republicanos, que consiguieron torcer el brazo del Gobierno consiguiendo numerosas concesiones y haciendo un proyecto de ley muy similar al votado por la mayoría senatorial de derecha hace unas semanas.
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Restricción de derechos territoriales, delito de residencia ilegal, endurecimiento de las condiciones de regularización de inmigrantes indocumentados en profesiones bajo presión, prestaciones sociales diferenciadas, etc. Muchas medidas adoptadas en el Senado quedaron finalmente recogidas en la copia final validada por la Cámara Alta al final de la tarde y luego por la Asamblea esta noche. “Sin duda, un texto imperfecto, pero que merece ser votado”, resume Gérald Darmanin, desde el podio.
Antes de lanzarse a una larga diatriba contra Marine Le Pen. “¿Se da cuenta de que está votando a favor del título de extranjero enfermo y en contra de la eliminación de la ayuda médica estatal? Lo único que has conseguido son pequeños trucos, es evidente que no estás preparado para el poder, y eso es bueno”, ataca.
Y estimar, haciéndose eco de las palabras del Presidente de la República, que “los votos de la Asamblea Nacional” no serán contabilizados esta tarde. “No habrá texto si no hay mayoría sin la Agrupación Nacional”, afirmó para concluir su discurso. Un poco antes, en una pequeña comisión, Emmanuel Macron había planteado la idea de una segunda deliberación en caso de aprobación del texto gracias a los 88 diputados de la Agrupación Nacional. En las últimas horas, varios diputados macronistas, entre ellos el presidente de la comisión de Derecho, Sacha Houlié, habían expresado su deseo de votar en contra del texto resultante del acuerdo alcanzado en el CMP. Defecciones que finalmente no fueron suficientes para frustrar la adopción del texto.
Antes de que su proyecto fuera aprobado, Gérald Darmanin tuvo que afrontar, como la semana pasada, una moción de rechazo previo, esta vez defendida por La France insoumise. Una moción que supone una oportunidad para que la izquierda, la gran perdedora de este acuerdo CMP, intente hacer oír su voz. La insumisa Mathilde Panot habla de un “punto de inflexión” al evocar la validación, por parte de la RN, de este proyecto de ley “de una violencia insoportable para los principios que tenemos en común”. Un “texto de vergüenza”, considera la comunista Elsa Faucillon.
Mientras tanto, en las gradas, en las filas del Nupes, algunos no ocultan su decepción. Como si la izquierda hubiera anotado contra su bando al adoptar triunfalmente, hace una semana, una moción para rechazar una versión del texto mucho más suave que la validada hoy. “Estoy angustiado. Hay algo de Daladier en Macron”, respira decepcionada una influyente Insoumise, mientras sus camaradas animan a Mathilde Panot.
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La derecha y la RN, por su parte, no ocultaron su satisfacción. “Una victoria ideológica de la Agrupación Nacional”, insistió una vez más la diputada Edwige Díaz, especialista en el tema migratorio. “Hoy, el CMP acordó un texto que es, esencialmente, el de los republicanos. (…) Este texto es un verdadero punto de inflexión. Por primera vez en mucho tiempo, Francia se da los medios para recuperar el control de su política migratoria”, proclama pocos minutos después, desde el podio, el presidente de los diputados de LR, Olivier Marleix. «Lo que hemos propuesto pondrá fin a la atracción migratoria que hizo de nuestro país el modelo social más generoso de Europa», juzgó poco antes el jefe de la derecha, Éric Ciotti.
Un poco antes, en el Senado, la mayoría senatorial también había respaldado ampliamente este texto, por 214 votos contra 114. Mientras que, poco antes, circulaban rumores sobre una posible retirada del proyecto de ley por parte del Gobierno, amenazado por una rebelión interna, el texto, en gran medida modificado por la derecha, ahora ha sido adoptado en ambas cámaras. Y los parlamentarios podrán irse de vacaciones unos días antes de lo previsto.