El autor intelectual del ataque suicida cerca del aeropuerto de Kabul en agosto de 2021, que mató al menos a 173 personas, incluidos 13 soldados estadounidenses, fue presuntamente asesinado por los talibanes, informaron varios medios estadounidenses el martes 25 de abril. El terrorista, cuya identidad no ha sido especificada, ni la forma ni la fecha de su muerte, era un líder del grupo Estado Islámico-Khorasan (EI-K), según funcionarios estadounidenses interrogados bajo el anonimato por el Washington Post. ISIS se atribuyó la responsabilidad del ataque el 26 de agosto de 2021, cuando las tropas estadounidenses se retiraron de Afganistán. Las imágenes de la caótica evacuación habían conmocionado a Estados Unidos y dado la vuelta al mundo.

Estados Unidos no estuvo involucrado en esta operación llevada a cabo por los talibanes, según las mismas fuentes. Los servicios de inteligencia buscan confirmar la muerte y la administración de Biden esperaría para notificar a todas las familias del personal militar estadounidense asesinado antes de hacer un anuncio, dijeron las fuentes a Politico. El New York Times precisa, él, que el gobierno habría comenzado a llamar a los familiares de las víctimas el lunes, según el New York Times, que especifica que la inteligencia estadounidense se habría enterado de esta información a principios de abril.

“Quiero enfatizar que este desarrollo ilustra la continua presión antiterrorista contra ISIS en Afganistán y en otros lugares”, dijo un funcionario de la administración Biden a The Washington Post. “Vemos esta operación como emblemática de un Afganistán que se ha convertido en un entorno difícil para terroristas como ISIS que dañarían a los estadounidenses”, agregó.

El 30 de agosto de 2021, un minuto antes de la medianoche, el último soldado estadounidense había volado del aeropuerto de la capital afgana 24 horas antes de la fecha límite fijada por el presidente estadounidense para la retirada de las tropas del país. Los talibanes ya habían recuperado el poder. La retirada puso fin a la intervención militar estadounidense más larga, que comenzó en respuesta al ataque del 11 de septiembre de 2001. Se cobró la vida de más de 2400 soldados estadounidenses durante casi 20 años, según el ejército estadounidense.

A principios de abril, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, defendió la forma en que se llevó a cabo la retirada. En particular, el ejecutivo estadounidense publicó un documento en el que concluye que no hay otro “escenario” concebible que no sea el de mantener en el país una fuerza militar estadounidense reforzada y permanente para luchar contra los talibanes.