Mientras celebraba la misa del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro este domingo 24 de marzo, el Papa Francisco no pronunció el texto de su homilía. Continuó presidiendo la celebración, que marca la entrada de la Iglesia en el tiempo litúrgico de la Semana Santa, durante el cual los fieles conmemoran la pasión de Cristo antes de celebrar la resurrección el Domingo de Pascua. Sin embargo, la costumbre dicta que el Domingo de Ramos, dada la longitud inusual del Evangelio leído durante la Misa, el celebrante puede abstenerse de pronunciar una homilía.
Sin embargo, el texto de esta homilía había sido escrito de antemano y distribuido a la prensa en ocho idiomas diferentes. Pero el Papa no se levantó después de la lectura del Evangelio de la Pasión para pronunciar la homilía, que tampoco fue leída por un sacerdote concelebrante. Esta es la undécima vez en dos meses que el Papa no pronuncia el texto previsto durante una audiencia, aunque este impedimento no fue sistemático durante el período.
Esta decisión de no pronunciar una homilía fue explicada posteriormente por los servicios de comunicación de la Santa Sede como un “momento de silencio y oración”. Sin embargo, el Papa Francisco continuó la celebración de la misa ante una multitud de 60.000 personas, según un recuento de la gendarmería vaticana, y en presencia de 30 cardenales, 25 obispos y más de 350 sacerdotes.
Al final de la misa, el Santo Padre dirigió sus oraciones con voz débil y vacilante a las víctimas del “cobarde” atentado mortal perpetrado contra una sala de conciertos cerca de Moscú, denunciando “actos inhumanos”. «Aseguro mis oraciones a las víctimas del cobarde atentado terrorista perpetrado la otra tarde en Moscú», dijo, añadiendo: «Que el Señor las acoja en su paz, consuele a sus familias y convierta los corazones de quienes organizan y llevan a cabo estas acciones inhumanas que ofenden a Dios, que ha mandado ‘No matarás’”.
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El Papa Francisco, sin embargo, apareció de buen humor después de la misa, sonriendo y saludando a la multitud desde su “Papamóvil” que recorrió la Plaza de San Pedro.
El pontífice de 87 años contrajo gripe el mes pasado y posteriormente pidió a otros que leyeran sus textos durante sus apariciones. Ha sufrido una serie de problemas de salud en los últimos años, incluidos dolores de rodilla y cadera, colon inflamado y una operación de hernia el año pasado.