Un senador japonés prorruso viajó a Moscú, la primera vez desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania el año pasado y que tomó por sorpresa al Gobierno japonés, que el martes 3 de octubre criticó esta iniciativa personal.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso informó de un encuentro cara a cara este lunes entre el jefe adjunto de la diplomacia rusa, Andrei Rudenko, y Muneo Suzuki, senador del Partido de la Innovación japonés, partido populista de oposición.
“Muneo Suzuki no ha informado al gobierno de su visita a Rusia”, dijo el martes el portavoz del gobierno japonés, Hirokazu Matsuno, durante una rueda de prensa habitual. Tokio ha condenado enérgicamente desde el principio la invasión rusa de Ucrania y ha adoptado sanciones contra Moscú, al igual que sus aliados occidentales.
Por lo tanto, Japón aconseja a todos sus ciudadanos que no viajen a Rusia “cualquiera sea el motivo”, recordó la ministra japonesa de Asuntos Exteriores, Yoko Kamikawa, sugiriendo que esta instrucción se aplica también a los parlamentarios.
“No podemos comentar el motivo de la visita del senador Muneo Suzuki a Rusia ni los detalles de su agenda”, añadió Yoko Kamikawa.
El senador partió el domingo hacia Moscú “para un viaje de inspección”, dijo el martes su secretario Shinji Akamatsu, precisando que realizaba este viaje “en nombre de su propia visión del interés nacional”. Pero la medida también avergüenza a su propio partido, que ha dicho que planea convocar a Muneo Suzuki a su regreso para que dé explicaciones.
En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso destacó la “importante contribución” de Muneo Suzuki al desarrollo de las relaciones ruso-japonesas, al tiempo que lamentó que esta antigua cooperación bilateral sea “hoy deliberadamente destruida” por las sanciones contra Rusia adoptadas por Japón “para complacer a Estados Unidos”. Estados Unidos” y por “la orientación antirrusa del “Occidente colectivo””.
Muneo Suzuki, de 75 años, es conocido desde hace mucho tiempo como un defensor del fortalecimiento de las relaciones ruso-japonesas. También fue acusado y condenado por corrupción a principios de la década de 2000, lo que le obligó a abandonar el Partido Liberal Democrático (PLD, derecha conservadora), el principal partido político japonés en el poder.
Pero este pasado sulfuroso no le impidió convertirse en la década de 2010 en asesor diplomático informal del entonces primer ministro japonés Shinzo Abe, cuando este último intentó una vez más estrechar los lazos con Moscú.