Emmanuel Macron anunció el jueves 7 de diciembre que quería «transformar» en un plazo de 18 meses la organización de la investigación francesa, en el marco de una «verdadera revolución», para hacerla «más competitiva» y poner remedio a una «fragmentación» que debilita su posición mundial.

«Espero que logremos transformar nuestros grandes organismos nacionales de investigación», como el CNRS, el Inserm o el INRAE, «en verdaderas agencias de programas», que sean «estrategas» en su campo, declaró el Jefe de Estado durante una reunión en Elíseo con varias decenas de investigadores. Durante este encuentro, también llamó a las universidades a «fortalecer» su «autonomía».

Enumeró las especialidades asignadas a los organismos transformados: clima, biodiversidad y sociedades sostenibles en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS); salud en el Instituto Nacional de Salud e Investigaciones Médicas (Inserm); agricultura, alimentación sostenible, silvicultura y recursos naturales asociados para el Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas (INRAE); energía libre de carbono en la Comisión de Energía Atómica (CEA); software digital en el Instituto Nacional de Investigaciones en Ciencias y Tecnologías Digitales (Inria): espacio en el Centro Nacional de Estudios Espaciales (Cnes).

Tras elogiar los resultados de los esfuerzos realizados desde su primera elección en 2017 para reactivar la investigación francesa tras décadas de “desinversión demasiado significativa”, Emmanuel Macron reconoció que “hemos vivido tiempos difíciles en los últimos años”.

A este respecto, mencionó la “extraña derrota” de la vacuna contra el Covid, ya que Francia descubrió el principio del ARN mensajero pero no pudo desarrollar el remedio. Deploró la «fragmentación desordenada» del sistema de investigación que «nos priva de centrarnos en los grandes desafíos compartidos, nos impide reaccionar en situaciones de emergencia y reduce a veces nuestra capacidad de ser atractivos también en el mundo».