Una Notre-Dame hecha de hielo en China para atraer turistas a París. La ministra francesa de Turismo, Olivia Grégoire, viajó esta semana a China para inaugurar el año franco-chino del turismo cultural. ¿La meta? Promover el atractivo de Francia, mientras el gobierno francés no desespera de traer a los chinos de regreso a Francia.

Y este año, los platos pequeños se sacaron a lo grande, con la reproducción en hielo de la catedral de Notre-Dame de París. 22 metros de altura, 3.000 metros cúbicos de hielo: este edificio efímero, que movilizó a 170 artistas durante más de dos semanas, se alza con orgullo en Herbin, la ciudad más septentrional de China.

Impresionante en proporciones, esta hazaña artística fue creada como parte del famoso festival del helado. Este evento, uno de los más populares en China desde su creación en 1963, atrae cada año a cientos de miles de chinos que desean visitar el festival de esculturas de hielo. Este efímero parque de atracciones, que se celebra cada invierno del 5 de enero al 15 de febrero, cuenta con esculturas de hielo que se iluminan por la noche a -30°C.

El objetivo de esta escultura es “reforzar el atractivo de Francia y promover su destino entre los chinos a través de nuestro saber hacer, nuestra cultura y nuestro patrimonio”, explica el ministro en un ex-Twitter). También se organizarán varios eventos en China para “poner de relieve los conocimientos culturales y artísticos franceses”, prosiguió el funcionario electo, entre ellos la “gira del ballet de la Ópera de Burdeos” o incluso “la exposición nacional de muebles”.

Una visita diplomática que tiene como objetivo traer de vuelta a Francia a los turistas chinos, lo que supone un verdadero beneficio para la economía francesa. En 2019, antes de la pandemia de Covid, Francia acogió a más de 2 millones de turistas chinos, o el 3% de los flujos turísticos, pero el 7% del gasto con 3.500 millones de euros de ingresos. Pero entre la reducción de las conexiones aéreas, el aumento de los precios de los billetes, los problemas de visados ​​y los temores de seguridad, los turistas chinos ahora evitan Francia.