El Papa Francisco se encuentra en estado crítico debido a una leve insuficiencia renal, según informó el Vaticano. A pesar de no haber experimentado otra crisis respiratoria en las últimas horas del domingo, su situación de salud sigue siendo delicada. Aunque su estabilidad respiratoria es un signo alentador, aún no se han proporcionado detalles concretos sobre su tiempo de recuperación.

Los médicos del hospital Gemelli de Roma han tenido que realizar transfusiones sanguíneas al pontífice argentino de 88 años. Aunque su tasa de hemoglobina ha aumentado y su trombocitopenia se mantiene estable, algunos análisis de sangre muestran una leve insuficiencia renal, que actualmente está bajo control.

«La complejidad del cuadro clínico y la necesidad de esperar a que las terapias farmacológicas surtan efecto requieren mantener un pronóstico reservado», señaló el último parte médico emitido por la Santa Sede. La oxigenoterapia a alto flujo continúa por vía nasal, aunque se ha confirmado que el Papa sigue consciente.

En la mañana, en su apartamento en la 10ª planta del hospital, participó en la Santa Misa con los cuidadores que lo acompañan durante su hospitalización. A pesar de estos momentos de fe y esperanza, los próximos días serán cruciales para la evolución de su estado de salud.

Los médicos que atienden al Papa han expresado su preocupación por la fragilidad de su condición, destacando la importancia de mantener un enfoque cauteloso. «¿Está el Papa fuera de peligro? No, el Papa no está fuera de peligro», afirmó el doctor Sergio Alfieri a los periodistas en el hospital Gemelli.

El virólogo italiano Fabrizio Pregliasco también hizo hincapié en la gravedad de la situación, señalando los antecedentes de salud del Santo Padre, como la bronquitis asmática, que podrían complicar su estado. «Es crucial que la terapia antibiótica funcione para evitar el riesgo de septicemia, que podría tener consecuencias fatales», advirtió el experto.

A pesar de estar en buenas manos, la incertidumbre y la tensión se mantienen presentes en el hospital Gemelli. La esperanza y la fe son pilares fundamentales en estos momentos de angustia, tanto para los médicos y cuidadores como para los fieles que siguen de cerca la evolución de la salud del Papa Francisco. Los próximos días serán decisivos para determinar el curso de su recuperación y el futuro de su pontificado.