La Agencia Reguladora de Aviación Civil de Estados Unidos (FAA) está investigando el diseño de los Boeing 787 Dreamliner y 777, tras ser contactada por un empleado del fabricante de aviones alegando que la estructura de estos aviones no era segura, según varias fuentes. «Estamos investigando exhaustivamente todos los informes», afirmó el regulador, en respuesta a una información publicada el martes al mediodía por el New York Times (NYT).
El diario estadounidense informa que un ingeniero de Boeing -identificado como Sam Salehpour, empleado desde hace más de diez años por el fabricante- se puso en contacto con la FAA para informar de que la forma en que se ensamblan las diferentes secciones del fuselaje del Dreamliner de largo radio podría debilitar el avión a lo largo del tiempo. El hombre, explica el NYT, afirma que estas secciones «están mal unidas entre sí y podrían separarse entre sí en pleno vuelo después de haber realizado miles de vuelos».
Sam Salehpour, según un comunicado de sus abogados, acusa a Boeing de “ignorar repetidamente serias preocupaciones sobre la seguridad y el control de calidad en la construcción de los 787 y 777”. «Nuestro cliente identificó importantes preocupaciones de seguridad e hizo todo lo posible para llamar la atención de los funcionarios de Boeing», dijeron las abogadas Debra Katz y Lisa Banks.
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El fabricante de aviones rechazó estas acusaciones y afirmó que tenía “plena confianza en el 787 Dreamliner”. «Estas afirmaciones sobre la integridad estructural del 787 son infundadas y no representan el extenso trabajo que Boeing ha realizado para garantizar la calidad y seguridad a largo plazo del avión», dijo en un comunicado, enfatizando que esto se hizo «con total transparencia y bajo la supervisión de la FAA”.
Las entregas del 787 estuvieron suspendidas durante casi dos años, en 2021-2022, por problemas operativos. Pudieron reanudarse tras la luz verde de la FAA en agosto de 2022. Boeing aseguró el martes que el 787 fue diseñado para 44.000 ciclos de presurización -los más exigentes para el fuselaje-, o 44.000 vuelos. De media, un 787 realiza 600 vuelos al año. El más antiguo, que entró en servicio en 2012, cuenta actualmente con alrededor de 16.500 vuelos, según el fabricante de aviones. Estas revelaciones llegan en un momento en que el grupo se enfrenta desde hace más de un año a una sucesión de problemas en la producción y operación de sus aviones, especialmente en lo que respecta a la familia de su avión insignia, el 737. Los reguladores han identificado problemas de “no- cumplimiento».