Joe Biden hizo uso por primera vez de su veto presidencial el lunes 20 de marzo, rechazando una ley impulsada por la oposición republicana que limita las inversiones responsables en los fondos de pensiones.
El presidente estadounidense dijo en un comunicado que el texto, que rechaza la consideración de criterios ambientales, sociales o de gobernanza, denominados «ESG», en las decisiones financieras, amenaza con «ahorrar para la jubilación al hacer que sea ilegal tener en cuenta los factores de riesgo».
Con esta ley que apunta a una medida puesta en marcha por el Departamento del Trabajo de Estados Unidos en enero, que facilita este tipo de inversiones en fondos de pensiones, los republicanos denunciaron una postura ideológica. “Quien gestione su pensión debería poder proteger sus ahorros ganados con el sudor de su frente, le guste o no a Marjorie Taylor Greene”, lanzó Joe Biden en alusión a un funcionario electo del ala más dura de la derecha estadounidense.
Los republicanos lograron aprobar esta ley gracias a su muy escasa mayoría en la Cámara de Representantes. El texto también había sido adoptado en el Senado, pero controlado por los demócratas, gracias a la concentración de dos senadores del partido presidencial y la ausencia de otros tres durante la votación. El republicano Andy Barr, autor de la ley, había estimado que la medida tenía como objetivo «politizar los fondos de pensiones de los estadounidenses y poner en peligro sus pensiones».
La Casa Blanca indicó de inmediato que Joe Biden la vetaría. Este texto rechazado el lunes también había sido muy criticado por organizaciones ecologistas. “Evitar que la gente tome en cuenta los riesgos financieros asociados al cambio climático, cuyos efectos ya están sintiendo, solo servirá para minar sus ahorros”, denunció uno de ellos, el Sierra Club.