El sábado 15 de marzo, a las 11:30 p.m., un apagón nacional sorprendió a miles de personas en Panamá, dejando a oscuras a usuarios de todo el país. La noticia se propagó rápidamente a través de las redes sociales, con ciudadanos de diversas regiones reportando la falta de suministro eléctrico. Incluso el presidente José Raúl Mulino expresó su indignación en X, desde Boquete, donde se encontraba sin luz, calificando el servicio como “pésimo” y prometiendo una acción inmediata por parte de las autoridades competentes.

Las primeras indagaciones revelaron que la causa del apagón fue la explosión de un transformador en la planta termoeléctrica de Pan-Am, según informó la directora de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP), Zelmar Rodríguez Crespo. Esta situación también afectó el funcionamiento de la planta potabilizadora de Chilibre, operada por el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan), provocando un impacto adicional en la capital.

A pesar de la magnitud del incidente, el secretario de Energía, Juan Urriola, aseguró que se estaba trabajando en reactivar el sistema eléctrico de forma gradual para normalizar la situación lo más pronto posible. A medida que avanzaba la madrugada, varios sectores del país comenzaron a recuperar el suministro eléctrico, aliviando la tensión y la incertidumbre generalizada.

La Secretaría Nacional de Energía explicó que, después de un evento de esta envergadura, la recuperación del sistema interconectado nacional requiere una reenergización escalonada para evitar sobrecargas y garantizar la estabilidad. Este proceso se realiza por fases, priorizando la seguridad y eficiencia en la restauración del servicio eléctrico.

A pesar de los esfuerzos por restablecer la normalidad, la directora de la ASEP enfatizó la importancia de llevar a cabo una investigación exhaustiva para determinar las causas exactas del apagón nacional y prevenir futuros incidentes similares. Este no es el primer episodio de este tipo en Panamá, recordando un apagón nacional ocurrido en 2023 que también dejó a miles de personas sin electricidad.

En respuesta a la emergencia, la Administradora General, Zelmar Rodríguez Crespo, ha ordenado al personal técnico de la Dirección Nacional de Electricidad iniciar de inmediato las investigaciones pertinentes. La colaboración y coordinación entre las autoridades y los organismos responsables serán clave para esclarecer los hechos y fortalecer la infraestructura eléctrica del país.

La situación generó una ola de solidaridad y reflexión en la sociedad panameña, destacando la importancia vital de un sistema eléctrico confiable y seguro en la vida cotidiana. La incertidumbre y el caos momentáneo evidenciaron la vulnerabilidad de la red eléctrica y la necesidad de inversiones y medidas preventivas para garantizar un suministro estable y continuo en el futuro.

A medida que el país se recupera de este episodio, la transparencia y la rendición de cuentas por parte de las autoridades serán fundamentales para restaurar la confianza de la ciudadanía en el sistema eléctrico. La lección aprendida de este apagón nacional debe servir como un catalizador para fortalecer la infraestructura energética y garantizar la resiliencia frente a posibles contingencias. La seguridad y el bienestar de la población dependen en gran medida de la fiabilidad y eficiencia de los servicios públicos, como la energía eléctrica.

En momentos de crisis como esta, la unidad y la colaboración de todos los sectores de la sociedad son esenciales para superar los desafíos y construir un futuro más seguro y sostenible para todos. La respuesta colectiva ante el apagón nacional demuestra la capacidad de los panameños para enfrentar adversidades y trabajar juntos en busca de soluciones duraderas y eficaces. La resiliencia y la solidaridad son valores fundamentales en la construcción de una sociedad más fuerte y preparada para afrontar los retos del siglo XXI.

La luz poco a poco volvía a los hogares y las calles de Panamá, iluminando el camino hacia la recuperación y la reconstrucción después de la oscuridad que se cernió sobre el país. El apagón nacional, aunque traumático y disruptivo, también ofreció una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la infraestructura eléctrica y la necesidad de fortalecerla para enfrentar los desafíos del futuro con confianza y determinación. La luz al final del túnel era un recordatorio de la resistencia y la esperanza que caracterizan al pueblo panameño en tiempos de adversidad.