El presidente filipino, Ferdinand Marcos, ha dicho que su gobierno no permitirá que el archipiélago se convierta en «una base» para la acción militar, antes de su reunión del lunes con el presidente estadounidense Joe Biden. A principios de abril, Manila puso a disposición de Washington cuatro nuevas bases militares, incluida una base naval no lejos de Taiwán, para frustrar el creciente poder de China en la región.

“No alentaremos ninguna acción de provocación que involucre a Filipinas desde ningún otro país”, dijo Marcos a los periodistas, al abordar un avión con destino a Washington el domingo. “No permitiremos que Filipinas se utilice como base para ninguna acción militar”, agregó. Beijing reclama casi todo el Mar de China Meridional, incluidas las islas Spratly, desafiando un juicio internacional de que sus reclamos no tienen base legal.

El sábado, Washington instó a Beijing a poner fin a su acción “provocadora y peligrosa” en las disputadas aguas del mar de China Meridional, donde recientemente se evitó por poco una colisión entre dos barcos de la guardia costera, uno chino y otro filipino. Un «ataque (…) contra las fuerzas armadas, barcos públicos o aviones filipinos, incluidos los de la guardia costera» desencadenaría una respuesta de Estados Unidos, advirtió un portavoz del Departamento de Estado norteamericano.

Marcos también instó a China a respetar el acuerdo que alcanzó a principios de este año en Beijing con Xi Jinping para establecer una «comunicación directa» entre sus ministerios de Relaciones Exteriores con respecto a los reclamos de las dos partes en el Mar de China Meridional.