(Québec) El líder interino del Partido Liberal de Quebec (PLQ), Marc Tanguay, finaliza la sesión parlamentaria prometiendo hacer «soñar» a los quebequenses con su futuro en Canadá, iniciando, entre otras cosas, una reflexión sobre un «consejo» de la federación 2.0”, reiterando después que los liberales abogan por un retorno al “rigor presupuestario”, como en la época de Philippe Couillard y como elogió Jean Charest.

En su última conferencia de prensa en el parlamento el viernes antes de las vacaciones de verano, Tanguay dijo que un futuro gobierno liberal, que se comprometa a presentar un plan para volver al equilibrio presupuestario, aplicaría la regla del rigor “en cada programa [y] en cada ministerio”.

«Fue Jean Charest quien lo dijo: si no controláis vuestras finanzas públicas, nada es posible», afirmó.

«Hay que poner fin al despilfarro de François Legault y trabajar en la columna de los ingresos», añadió Tanguay, según el cual «en definitiva, el gobierno de Philippe Couillard fue, en definitiva, un muy buen gobierno».

En sus primeros dos años en el cargo, en 2014 y 2015, Couillard frenó el gasto estatal por debajo del crecimiento normal del gasto en programas. En Quebec estallaron varias manifestaciones, mientras que los opositores a los liberales, los sindicatos y diferentes grupos de la sociedad describieron la medida como austeridad.

El «rigor presupuestario» de un futuro gobierno liberal no cederá esta vez a recortes paramétricos, afirmó Tanguay. Sin detallar cómo, el líder liberal afirmó que su partido trabajaría para aumentar los ingresos generados por el Estado de Quebec, poniendo fin al «despilfarro» de la Coalición Avenir Québec (CAQ) para equilibrar el presupuesto.

Marc Tanguay añadió que François Legault es, según él, un hombre “cansado” que acumula fracasos.

“Está cansado y ante sus repetidos fracasos, en un momento dado llega al final de su lógica de intentar echar la responsabilidad a todos. En algún momento, no tiene a nadie a quien lanzarle el balón”, dijo.

Un gobierno liberal se fijaría el objetivo de “hacer soñar a los quebequenses” proponiendo un nuevo tono político basado en el diálogo, en lugar de señalar a los culpables, en particular la inmigración, frente a los problemas de Quebec.