(Tbilisi) El partido gobernante de Georgia anunció el martes la presentación de un proyecto de ley para prohibir la «propaganda LGBT» en la educación y en la televisión, poco después de la adopción de otra legislación controvertida.

En el poder desde 2012, el partido Sueño Georgiano ha reforzado su giro conservador en los últimos dos años, acusando a Occidente de socavar los “valores tradicionales” de este país caucásico de fe cristiana predominantemente ortodoxa. Una fórmula que recuerda a las del presidente ruso Vladimir Putin.

La oposición acusa a las autoridades de distraer a Georgia de su ambición declarada de unirse a la Unión Europea y, en cambio, acercar al país a Rusia, donde hace diez años se adoptó una legislación que reprime la «propaganda LGBT».

El proyecto de ley Sueño Georgiano sobre “protección de los menores y los valores familiares” se presentará en primera lectura al Parlamento en junio. Su objetivo es prohibir la “propaganda de las relaciones homosexuales y el incesto” en las instituciones educativas y las emisiones de televisión.

La prohibición «se refiere a la transmisión de escenas íntimas en la televisión y durante las proyecciones de películas en los cines, lo cual es una práctica común», afirmó el presidente del Parlamento, Chalva Papouashvili.

En marzo, Georgian Dream consideró medidas legales que prohibieran los procedimientos médicos de reasignación de sexo, así como el matrimonio entre personas del mismo sexo, que nunca ha sido legal en Georgia.

La oposición cree que la iniciativa forma parte de los esfuerzos por marginarla en vísperas de importantes elecciones legislativas previstas para octubre.

«El Sueño Georgiano planea atrapar a la oposición en un dilema entre apoyar las medidas y perder el apoyo de los votantes liberales, o oponerse a ellas y alienar a los votantes conservadores», dijo Nika Melia, responsable del partido opositor Akhali.

Papuashvili promulgó el lunes otra ley controvertida inspirada en la legislación rusa, que exige que las ONG y los medios de comunicación independientes que reciben parte de su financiación del extranjero aumenten el control administrativo.

Los partidos de la oposición georgiana proeuropea, tradicionalmente divididos, han dado un primer paso hacia la formación de un frente común al firmar una carta política con vistas a las elecciones legislativas.