Este viernes 24 de marzo, Bernard Guetta reaccionó en el plató del Gran Jurado RTL, Le Figaro, Paris Première, M6, ante el atentado en Moscú. “A los ojos de Daesh, Rusia es un país occidental”, declaró, precisando que no hay motivos para no creer en las afirmaciones del Estado Islámico. Alors que la guerre en Ukraine s’éternise, l’ancien correspondant du Monde à Moscou craint une explosion des 21 républiques de la fédération de Russie : «Quand on regarde la situation, je me dis avec beaucoup de tristesse, Vladimir Poutine est en train de détruire systématiquement l’Ukraine mais il est en train de faire exploser la fédération de Russie (…) Une explosion de cette fédération, cela signifie une guerre civile de plusieurs décennies aux confins de l’Europe, de l’Asie et du Oriente Próximo».

Si no cree en “una aniquilación total de las defensas ucranianas”, el ex periodista teme que Rusia aproveche la falta de municiones en las filas ucranianas para “intentar una ofensiva”. Algunas voces se alzan en la comunidad internacional para abrir negociaciones con el Kremlin, Bernard Guetta se opuso firmemente a esta hipótesis: “¿Negociar qué? ¿Reconocer parte de la anexión de Ucrania? Corresponde a los ucranianos hacerlo y no a nosotros”, antes de continuar: “Reconocer estas anexiones significaría revertir este inmenso progreso que todos los países europeos y el mundo habían logrado en 1945 y regresar a 1.000 años de guerra civil europea”.

Por el contrario, el eurodiputado insistió en la necesidad de que “Vladimir Putin sufra una derrota real, que le haga comprender la necesidad de negociar realmente”. Tras las polémicas declaraciones de Emmanuel Macron sobre el potencial envío de tropas occidentales a suelo ucraniano, el premio Albert-London apoyó las posiciones del jefe de Estado: “Si queremos evitarlo –el envío de tropas– debemos intimidar a Putin , ciertamente no debemos tranquilizarlo. El miedo debe cambiar de bando”, afirmó. Porque en caso de una victoria rusa en Ucrania, Bernard Guetta cree que el presidente ruso iría «haciendo cosquillas en las fronteras de los países bálticos, de Finlandia, para ver las reacciones» de los occidentales.