Le Figaro Niza
Desde principios de octubre el ambiente es pesado en los distintos locales de la ciudad y de la metrópoli de Niza. La noche del 7 al 8, una funcionaria acabó con su vida en su domicilio, según supo Le Figaro, confirmando informaciones de Nice-Matin. Se trata de una empleada, una madre de unos cincuenta años, que trabajaba en la dirección general adjunta de seguridad, rama a la que está adscrita la policía municipal de Niza. “Era muy conocida y apreciada por todos”, afirma un colaborador. Al día siguiente, sus antiguos compañeros fueron informados de su muerte. Poco después se abrió una celda psicológica para las personas más cercanas a ella.
Además de una investigación interna iniciada, la fiscalía de Niza también decidió abrir una tras el trágico gesto de este agente. El fiscal de Niza, Damien Martinelli, confirma a Le Figaro “que se está llevando a cabo una investigación sobre las causas de muerte confiada a la seguridad departamental”. ¿Reflejaría este asunto un clima de trabajo pesado en este importante servicio de Niza, ya que se trata de uno de los temas favoritos de la ciudad: la seguridad? Los sindicatos, incluidas las comunidades territoriales del Sur, hacen preguntas. “Espero que la justicia haga su trabajo”, afirma inmediatamente un portavoz de Le Figaro. Pero desde hace años alertamos a la dirección sobre problemas de personal, pérdida de sentido del trabajo, reorganizaciones incesantes y disposiciones contradictorias”, continúa, entre emoción y molestia.
Además, Sud-CT06 recuerda que sus representantes habían denunciado un “contexto que provocaba ansiedad, con compañeros llorando”. «No quisiéramos que ocurriera una tragedia», subrayaron los representantes durante el anuncio de un «plan de bienestar» que no les convenció en absoluto.
Hasta el 20 de octubre, y aunque la dirección del servicio les había pedido que guardaran silencio sobre este asunto por respeto a la familia, los sindicatos no tenían información. Si bien comenzaron a hacer preguntas, no se rindió ningún homenaje a este empleado. En un correo electrónico que Le Figaro pudo obtener, el sindicato Sud explica que está esperando comunicación de su empleador, es decir, de la ciudad y metrópoli de Niza. “La omertá se ha apoderado de los servicios religiosos, quedando todos solos con sus malestares y sus ansiedades. ¡Esto es insostenible!”, escriben, pidiendo a todos los funcionarios que abandonen sus oficinas el lunes siguiente, al mediodía, para guardar un minuto de silencio.
Ese mismo día también tuvo lugar una reunión de “emergencia” en el ayuntamiento. Al final se decidió que una empresa especializada en salud psicológica en el trabajo se ocuparía del funcionamiento de este servicio a partir del 6 de noviembre. Su objetivo es encontrar «la mejor organización del trabajo posible, proponiendo indicadores que permitan armonizar la carga de trabajo, las competencias y las carencias», precisa una nota interna consultada por Le Figaro.
También se pidió a una segunda empresa que «aportara experiencia en puntos de bloqueo, así como en gestión de pedidos y contraórdenes». Su misión será aclarar un aspecto más contable y financiero. La ciudad y la metrópolis de Niza, contactadas, no quisieron hacer comentarios sobre este delicado tema que, según nuestras informaciones, tensa ciertas relaciones incluso en los niveles más altos del Ayuntamiento.