El tribunal administrativo suspendió el viernes por la noche la orden que prohibía la reunión en París de un pequeño grupo de ultraderecha en homenaje al joven Thomas asesinado durante una fiesta del pueblo en Drôme, al considerar que se trataba de un «grave ataque a la libertad». demostrar». Por tanto, la manifestación comenzó a primera hora de la tarde, como señala Le Figaro. Alrededor del Panteón se vieron varios cientos de personas, así como una gran fuerza policial. Los manifestantes encendieron bombas de humo. Una hora y media más tarde, pudimos comprobar que la multitud se dispersó pacíficamente.
El prefecto de policía, Laurent Núñez, había prohibido esta concentración prevista para el viernes por la noche en el corazón de París, iniciada a raíz de la convocatoria de un movimiento identitario en homenaje al joven Thomas, asesinado durante una fiesta en Crépol. “En este tipo de reuniones se hacen comentarios que incitan al odio y a la violencia”, explicó para justificar esta prohibición. La manifestación del viernes por la noche fue iniciada por Les Natifs, uno de los herederos de la Génération identitaire, disuelta en marzo de 2021. Inicialmente prevista frente a la Sorbona, se trasladó a la plaza del Panthéon.
Los nativos habían presentado una medida provisional ante el tribunal administrativo para obtener la suspensión de esta prohibición. Finalmente, este viernes por la tarde, menos de una hora antes de la hora prevista para el inicio de la concentración, “el juez sumario suspendió la orden del prefecto de policía que prohibía la concentración, señalando, en particular, que su objetivo era rendir homenaje a Thomas Perotto”, detalla el comunicado de prensa del tribunal administrativo de París.
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El juez sostuvo en particular «que la única circunstancia de que un acontecimiento anunciado pueda ser motivo de importantes alteraciones del orden público no justifica en todas las circunstancias una prohibición general de manifestaciones, tan pronto como la autoridad administrativa tenga los derechos humanos , medios materiales y jurídicos para impedir las perturbaciones en cuestión, salvo mediante dicha prohibición.
En su decisión, el juez subraya que el pequeño número de manifestantes esperado (menos de 1.000), la presencia de una fuerza de seguridad de 40 a 50 personas y el hecho de que el prefecto no menciona informaciones sobre la presencia de posibles contramanifestantes, funciona a favor de los organizadores del mitin. Por tanto, la prohibición constituye “un ataque grave y manifiestamente ilegal a la libertad de manifestación”, concluye.