El Gobierno húngaro se defendió el miércoles tras las críticas de grupos judíos y de Washington por el homenaje de un ministro a Miklos Horthy, un líder del período de entreguerras que había hecho una alianza con el régimen nazi.

Con motivo del 30º aniversario de la repatriación a Hungría y del entierro de los restos del almirante el domingo, el ministro de Transportes, Janos Lazar, destacó su «respeto» y la importancia de «honrar su memoria».

Lo llamó «estadista destacado», «soldado heroico» y «verdadero patriota húngaro», según un vídeo subido a su página de Facebook. En un comunicado, la mayor organización judía de Hungría, Mazsihisz, consideró «inaceptable la parodia de la verdad y la glorificación de los autores de masacres». Ya en 1920, el país centroeuropeo había adoptado la primera legislación antisemita del período de entreguerras en Europa, a instancias de Horthy, que se convirtió en aliado de Hitler y permaneció en el poder hasta 1944. Autorizó la deportación de cientos de miles de judíos; en total, casi 600.000 murieron en los campos nazis.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, se refugió en Portugal, donde murió en el exilio en 1957. El embajador de Estados Unidos, David Pressman, nacido en el seno de una familia judía, «expresó la preocupación de Estados Unidos» ante el intento de » rehabilitar y promover la cruel herencia» de Miklos Horthy, en un mensaje en X. En la misma red social, el portavoz del gobierno, Zoltan Kovacs, aseguró no negar responsabilidad sobre el ex regente. «Tenemos claras sus acciones durante y antes de la Segunda Guerra Mundial», escribió, al tiempo que elogió «su papel en la construcción del Estado y la nación húngaros después de la Primera Guerra».

En el poder desde 2010, el primer ministro ultraconservador Viktor Orban es acusado periódicamente por la oposición de practicar el revisionismo histórico. Él mismo elogió en 2017 las «cualidades de estadista» de Miklos Horthy. También se le acusa regularmente de coquetear con el antisemitismo. En julio de 2022, el comité de Auschwitz y el gran rabino Robert Frölich lo reprendieron tras comentarios virulentos contra la “mezcla de razas”. Ante las críticas, blande tolerancia cero hacia los actos antisemitas y recuerda que ha renovado varias sinagogas.