(Budapest) El primer ministro húngaro, Viktor Orban, de visita en Berlín, denunció el viernes el daño que, a su juicio, supone la inmigración masiva a Alemania, «que ya no se parece» a lo que solía ser.
«Si lo comparo con el país de hace diez años, el sabor ya no es el mismo, el olor ya no es el mismo», dijo en la radio húngara.
El líder nacionalista, conocido por sus posiciones antiinmigración, se reunirá con el canciller alemán Olaf Scholz por la tarde, cuando Budapest asuma la presidencia rotatoria de la UE a principios de julio.
El miércoles por la noche ambos asistieron al partido de la Eurocopa 2024 entre Hungría y Alemania en Stuttgart. Fue el país anfitrión el que ganó (2-0) para gran consternación de un Viktor Orban amante del fútbol.
Anteriormente, el funcionario húngaro fue recibido por el alcalde de la ciudad, Frank Nopper, y por Winfried Kretschmann, responsable medioambiental del gobierno de Baden-Württemberg.
Orban criticó el viernes un país completamente transformado, con “cientos de miles” de inmigrantes que se benefician, según él, de la reciente flexibilización de las condiciones para obtener la nacionalidad.
Antaño considerado un ejemplo «por su gente trabajadora» y su «orden», ahora es «un mundo colorido y multicultural», que tiene «todo tipo de efectos» en la sociedad, afirmó.
Se felicitó por haber cerrado las puertas a los refugiados en 2015 y «preservar una isla de paz» en Hungría, a diferencia de Alemania, que entonces acogía a casi un millón de personas.
Bajo los auspicios de Viktor Orban, en el poder desde 2010, el país centroeuropeo ha construido vallas en sus fronteras y ha restringido la presentación de solicitudes de asilo a las embajadas en el extranjero, negándose a contribuir al mecanismo de solidaridad entre los Estados miembros de la UE.
Una política que ya le ha valido varias condenas del Tribunal de Justicia de la UE, incluida una multa récord de 200 millones de euros a mediados de junio.
Pero ante la escasez de mano de obra causada por la disminución demográfica, Hungría recurre a trabajadores extranjeros.
En los últimos cuatro años, el número de llegadas fuera de la UE se ha duplicado, de 35.000 a principios de 2019 a 78.000 en marzo de 2024, principalmente procedentes de Asia, según estadísticas oficiales.
«Es un programa que no tiene nada que ver con la inmigración, no se quedan con nosotros a largo plazo», señaló el año pasado Gergely Gulyas, jefe de gabinete del Primer Ministro.