Un «histórico» programa de reforestación en Isla de Pascua, territorio chileno en medio del Pacífico, comenzó esta semana con la siembra de 2.000 árboles de un total de 240.000, con el objetivo de combatir la erosión del suelo y el cambio climático, informaron autoridades locales. Anunciado.
Con un coste de unos 850.000 euros, este programa calificado de «histórico» tendrá una duración de dos años y abarcará una superficie aproximada de 10 km² de los 164 km² que tiene la isla volcánica.
El proyecto comenzó el jueves 27 de julio en un área conocida por su terreno erosionado. A pesar del mal tiempo, más de 100 personas, incluidos turistas, participaron en la plantación de cerca de 2.000 árboles. Lanzado con la participación de organizaciones ambientalistas e instituciones públicas, el programa es financiado por el gobierno de la región chilena de Valparaíso, de la cual depende la isla.
En un principio, se trata de plantar aitos, una especie útil para la recuperación del suelo. Una vez que crezcan, se introducirán árboles nativos como el purao, así como palmas de Chile. El objetivo es restaurar el ecosistema de esta isla ubicada a unos 3.500 km de la costa chilena y cuya superficie está compuesta en un 80% por pastizales degradados. Más del 90% del territorio de la isla está afectado por algún grado de erosión y menos del 5% está cubierto de árboles. “El cambio climático lo provocamos nosotros, cambiamos el comportamiento de la naturaleza”, justificó Rodrigo Mundaca, gobernador regional de Valparaíso, durante el evento.
Diversos estudios han demostrado que en la antigüedad había bosques de palmeras y otras especies en la isla, así como arbustos y helechos en número, según la Corporación Nacional de Bosques (Conaf) del territorio. Sin embargo, antes de la llegada de los primeros navegantes europeos en el siglo XVIII, esta vegetación sufría una sobreexplotación. El proceso se agravó a partir de 1866 con la introducción de animales como conejos, ovejas, cerdos, caballos y vacas. Isla de Pascua cuenta actualmente con 7750 habitantes. Recibe a unos 100.000 visitantes cada año. De cultura polinesia, es mundialmente conocida por sus impresionantes megalitos de origen misterioso, los moai, clasificados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.