La Asamblea se prepara nuevamente el miércoles para debatir la inclusión del aborto en la Constitución con vistas a un Congreso del Parlamento a principios de marzo, un camino que podría verse obstaculizado en el Senado por las reticencias de la derecha y del presidente Gérard Larcher.

A media tarde, las fuerzas políticas subirán una tras otra al podio, la gran mayoría apoyando el texto del gobierno, que pretende evitar impugnaciones al aborto como en Estados Unidos. Será defendido por varios ministros, incluido el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti.

Los diputados proseguirán con el debate y el examen de las cien enmiendas presentadas, y la votación solemne tendrá lugar el 30 de enero.

La adopción no debería suponer un problema para la Asamblea, que a finales de 2022 ya era ampliamente favorable a una propuesta de Mathilde Panot (LFI) que iba en la misma dirección. Planeaba establecer un “derecho” al aborto. Unos meses más tarde, los senadores adoptaron su redacción en una votación mucho más reñida, consagrando una “libertad” en lugar de un “derecho”.

Para que una revisión constitucional sea adoptada por la reunión de las dos cámaras del Congreso, éstas deben aceptar la misma formulación, sin que la Asamblea tenga por una vez la última palabra. “Cada cámara tiene una especie de derecho de veto sobre la otra”, resume el ponente de la Asamblea Guillaume Gouffier Valente (Renacimiento).

Para encontrar una salida, el gobierno propondrá su redacción: consagrar la libertad “garantizada” de recurrir al aborto. «El objetivo» no es «congelar la legislación actual ni crear una forma de ley totalmente absoluta», intentó tranquilizar Éric Dupond-Moretti, en particular ante una parte de los republicanos, que están divididos. «Esta es la redacción más sólida desde el punto de vista jurídico», insiste el ponente. Pero, para algunos de derecha, permitiría, por el contrario, ampliar, por ejemplo, la duración legal sin que el Consejo Constitucional tenga que decir nada al respecto.

Esta formulación “aumenta las posibilidades de que, si mañana una mayoría parlamentaria desfavorable al aborto intenta cambiar las condiciones (plazo, reembolso), el Consejo Constitucional se sienta justificado a censurar esta ley. Pero no podemos decir con certeza que lo haría”, analiza Stéphanie Hennette-Vauchez, profesora de Derecho público (París Nanterre).

“Si una ley cambia los plazos legales para un aborto, el Consejo Constitucional podría considerarla conforme. Pero también podría decir que no es conforme, argumentando que en el momento en que se modificó la Constitución, el plazo era de 14 semanas”, explica Laureline Fontaine, profesora de Derecho constitucional (Sorbonne Nouvelle).

Del lado de las enfermeras registradas, los puestos también se comparten. Treinta y ocho diputados, entre ellos Marine Le Pen, votaron a favor del texto del LFI (23 en contra), pero varios cargos electos deberían mantener el miércoles que el aborto no está amenazado en Francia y que la revisión no es necesaria.

«Precisamente en momentos en que hay un fuerte consenso» entre la población «de que debe incluirse en la Constitución», replica Mathilde Panot, acusando «a la Agrupación Nacional», pero también a los manifestantes antiaborto como los que marcharon en París. el domingo, para representar una amenaza a este derecho.

Más problemático para el gobierno, el influyente presidente del Senado de LR, Gérard Larcher, se declaró el martes contrario a la constitucionalización del aborto, argumentando además que «no está amenazado» en Francia. Su posición no necesariamente pone en duda la aprobación en el Senado, pero envía un mensaje claro: el calendario del ejecutivo no será necesariamente el de los senadores.

A mediados de diciembre, el Gobierno se apresuró a proponer un Congreso en Versalles el 5 de marzo para ratificar la revisión con una votación que requeriría 3/5 de los votos. A los senadores no les gustó mucho el anuncio, que parecía presuponer que la cámara alta adoptaría la formulación del gobierno. Al adoptar una redacción diferente, por el contrario, reiniciarían el viaje parlamentario.

Emmanuel Macron «corre el riesgo del fracaso de este texto» al proponer una redacción distinta de la última adoptada en el Senado, aseguró el jefe de los diputados de LR, Olivier Marleix. “Creo que fue una torpeza anunciar desde el principio la fecha del Congreso”, admitió Gouffier Valente el martes en LCP. “Si es la semana del 8 de marzo, simbólicamente, estaremos todos muy contentos, si es en abril, mayo, junio o septiembre será muy bueno también”.