La historia está convocada con H mayúscula. Dos días después de la amplia mayoría, 493 votos, de la Asamblea Nacional a favor de la constitucionalización del aborto y de las “condiciones en las que se ejerce la libertad garantizada a la mujer para recurrir a él”, el proyecto de ley fue enviado al Senado. Si el ejecutivo ganó una primera vuelta, sabe que la partida está lejos de estar ganada en la Cámara Alta, donde la mayoría de la derecha y del centro están claramente menos inclinadas a votar a favor del texto exactamente en los mismos términos. A riesgo de descarrilar el proceso legislativo. Y para impedir la convocatoria del Parlamento en el Congreso de Versalles, el paso final y clave.
De todos modos, el gobierno no admite la derrota. Invitada el jueves por la noche a Quotidien, la ministra delegada encargada de la Igualdad entre mujeres y hombres aumentó la presión sobre los senadores que examinarán el texto el 28 de febrero. Reconociendo que los debates y la votación final no serán “simples” en este segundo hemiciclo, Aurore Bergé utilizó grandes palabras. Y habló de un “encuentro histórico”.
“Es raro que cuando eres parlamentario, diputado o senador, aprietas un botón, dices sí o no, y pasas a formar parte de la Historia”, explicó el exlíder de los diputados del Renacimiento. Que había presentado un primer proyecto de ley sobre la inclusión de la interrupción voluntaria del embarazo en el texto de 1958, en el momento en que el Tribunal Supremo americano dejaba el control sobre esta cuestión a los Estados, a veces conservadores. “Hay muy pocos momentos en los que tienes este poder”, argumentó entonces. Como un mensaje dirigido a la derecha senatorial.
¿Por qué tanta presión? Desde las declaraciones del presidente del Senado, Gérard Larcher, y del jefe de los senadores, LR, Bruno Retailleau, el ejecutivo está febril. Tras subrayar la semana pasada que “el aborto no estaba amenazado en nuestro país”, el funcionario electo de Yvelines no quería que la Constitución se convirtiera en un “catálogo de derechos sociales y sociales”. En una entrevista concedida a Le Figaro hace unos días, el senador de Vendée afirmó también que “tal como están las cosas, no podría haber ningún voto de los senadores de LR en línea con la versión del gobierno”. “La ‘libertad garantizada’ es un derecho. Lo que se votó en el Senado es una simple “libertad””, estipuló.
Si bien la firmeza de estas posiciones no es necesariamente unánime entre las tropas de LR, Aurore Bergé se propuso, el jueves por la tarde, abrir una brecha en sus divisiones. “No corran el riesgo de encontrarse en una situación en la que otras mayorías, dentro de 10, 15 o 20 años, querrán borrar el aborto de un plumazo”, tronó. “Tal vez el texto no sea perfecto”, admitió. Pero el gobierno, según el ministro, “trabajó en ello para llegar a un compromiso”. “Hay que dar un paso histórico” para “nuestras madres y nuestras hijas”. Simplemente “con solo presionar un botón”.