La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, debería nadar en el Sena en julio, justo antes de los Juegos Olímpicos (del 26 de julio al 11 de agosto) y un año antes de la apertura de tres zonas de baño en el río de París, anunció el miércoles.

En julio, “nos bañaremos en el Sena”, dijo durante su saludo en el Ayuntamiento, invitando al prefecto regional Marc Guillaume a acompañarla en este “inmersión histórico”, “más de 30 años después de la promesa de Jacques Chirac. Ya en noviembre pasado habló en el Consejo de París sobre los preparativos para los Juegos Olímpicos de París y había quedado con un encuentro “antes de la inauguración de los Juegos para un gran baño colectivo en el Sena”.

En 1990, Jacques Chirac, entonces alcalde de París, prometió “bañarse en el Sena ante testigos” en 1993, pero el ex presidente nunca cumplió su compromiso.

“Todo el mundo decía que era imposible, lo hemos conseguido”, afirmó Anne Hidalgo, que anunció, en julio de 2023, la apertura para el verano de 2025 de tres zonas de baño al público en general en la capital, en Bercy, Grenelle y entre Île Saint-Louis y el Marais.

El anuncio se hizo desde este último lugar, durante una inmersión de sus asistentes urbanísticos Emmanuel Grégoire y deportivos Pierre Rabadan. Pero el alcalde socialista no dio el paso.

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La natación en el Sena, que ya se practicaba durante el Antiguo Régimen, fue prohibida en París hace un siglo (1923) por un decreto de la prefectura, y una brigada fluvial patrulla constantemente para impedir el buceo.

Los Juegos Olímpicos deben inaugurar el reencuentro de la natación con el Sena: las pruebas de triatlón y natación en aguas abiertas comenzarán desde el puente Alexandre-III que conecta el Grand Palais con Los Inválidos.

Pero los organizadores de los Juegos Olímpicos de París se enfrentaron el verano pasado a graves decepciones durante estos eventos de prueba. Antes de la cancelación de las dos pruebas de triatlón (para y mixto), fueron las pruebas de natación en aguas abiertas las que tuvieron que cancelarse debido a la contaminación provocada por un episodio inusual de lluvias en verano.

Desde 2016, el Estado y las autoridades locales de Isla de Francia han invertido alrededor de 1.400 millones de euros para hacer que el Sena y el Marne, su principal afluente, sean aptos para nadar.