Los propietarios de coches grandes pronto tendrán que pagar más para aparcar en París. Este martes, el consejo de París aprobó triplicar, a partir de octubre, las tarifas de aparcamiento en la capital para los vehículos más pesados. Una decisión justificada por argumentos medioambientales y que debería resultar costosa, en particular, para los conductores de SUV que viajan a la capital.
“En menos de treinta años, los coches han ganado una media de casi 250 kilos. El peso medio de un vehículo era de 975 kilos en 1990, hoy es de 1.233 kilos”, se justifica la ciudad en la exposición de motivos de su proyecto de deliberación. Destacando los “problemas de congestión en el espacio público y la seguridad”, así como la “correlación entre el peso de los vehículos y la contaminación emitida”, los servicios piden “adaptar los precios del aparcamiento en París” para los visitantes, no para los residentes locales. Dans le détail, cette «redevance de stationnement visiteurs différenciée» visera les véhicules «lourds», une dénomination changeant selon le type de véhicule : deux tonnes, pour les électriques, pénalisés par le poids de leur batterie, et 1,6 tonne pour tous los otros.
Las tarifas anunciadas son particularmente elevadas, incluso prohibitivas: “para estos vehículos, la tarifa de aparcamiento será progresiva y se fijará en 18 euros por hora durante las dos primeras horas en los distritos centrales de la capital (distritos centrales del 11), mientras que se fijará en 12 euros por hora durante las dos primeras horas en los distritos periféricos (del 12 al 20, incluidos los bosques)”, detalla la deliberación. Aparcar durante seis horas seguidas en un distrito céntrico puede costar hasta 225 euros, frente a los 150 euros en otros distritos.
Cabe señalar, no obstante, que las personas con movilidad reducida podrán seguir aparcando gratuitamente y “todas las tarifas aplicadas hasta ahora a los profesionales se mantendrán sin cambios, independientemente del peso de su vehículo”. Asimismo, las tarifas para residentes no cambian.
Esta votación del Consejo de París concluye una secuencia iniciada el pasado mes de febrero. En aquel momento, una votación ciudadana solicitada por el ayuntamiento cuestionó a los parisinos sobre triplicar las tarifas de aparcamiento para los coches altos y pesados. Si una pequeña parte de los residentes acudió a las urnas para dar su opinión, el nuevo precio fue validado por una estrecha mayoría, el 54,55%. Los equipos de Anne Hidalgo anticiparon su aplicación el 1 de septiembre y precisaron que los parisinos no estaban afectados, al igual que muchos profesionales, como taxistas o artesanos.
Varios meses después de esta votación, el debate en torno a esta cuestión sigue siendo intenso. “De acuerdo con la elección de los parisinos durante la votación ciudadana del pasado mes de febrero, los propietarios de estos vehículos tendrán que pagar un precio de estacionamiento tres veces superior al de los vehículos menos pesados”, se congratuló este martes la adjunta responsable de la zona de Anne Hidalgo. Transformación del espacio público y movilidad, David Belliard.
Por su parte, la oposición de derecha se pronunció en el Consejo contra una decisión que corre el riesgo de penalizar a las familias que dependen de coches más grandes: “No podemos conmovernos, por un lado, viendo a 12.000 habitantes abandonar París cada año, viendo clases cerradas cada año, […] y por otro lado, hacer todo lo posible para que las familias tengan una vida insoportable en París”, afirmó Inès de Raguenel, elegida del grupo Changer Paris. Su colega Franck Margain, por su parte, destacó la “indiferencia casi total” de los parisinos durante la votación y criticó la “ideología” y la “demagogia” del ayuntamiento. “No se sorprendan si la fuga de familias aumenta aún más: sacrifican el bienestar en París en nombre de su ideología, sin preocuparse de que la propiedad de un vehículo responda a limitaciones específicas y ciertamente dependa del número de ‘hijos’. él chasqueó. Criticando, de paso, el “llenado de las arcas” por parte del ayuntamiento, lastrado por una “deuda abismal”.