La justicia de Nueva York concedió el viernes 6 de octubre un aplazamiento temporal a Donald Trump en su juicio civil por fraude, al suspender por el momento el desmantelamiento parcial del imperio inmobiliario en Nueva York del expresidente de Estados Unidos. El multimillonario republicano, favorito en los sondeos para las primarias de su partido para las elecciones presidenciales de 2024, presentó el miércoles un recurso de apelación para detener su juicio ante un tribunal de primera instancia denominado «Tribunal Supremo de Nueva York».

Las audiencias, sin jurado pero en presencia de Donald Trump, comenzaron el lunes 2 de octubre pero fueron precedidas el 26 de septiembre por una decisión sumaria sorpresa del juez Arthur Engoron que concluyó que había habido “fraude repetido” por parte del grupo de la Organización Trump y ordenó la Retirar licencias comerciales en el estado de Nueva York a Donald Trump y a dos de sus dos hijos, Don Jr. y Eric. En un fallo de un tribunal de apelaciones de Nueva York el viernes, hecho público por la prensa judicial, la justicia rechazó suspender el juicio, pero decidió “suspender la implementación de la cancelación de licencias comerciales” y la confiscación de las empresas de la familia Trump.

Se trata de una victoria parcial para el expresidente, que obtiene un respiro en el desmantelamiento parcial de su grupo inmobiliario ordenado por el juez Engoron la semana pasada. Su colega, el juez de apelaciones Peter Moulton, escuchó el viernes a los abogados de Trump y a los representantes de la demandante, la fiscal general del estado de Nueva York (equivalente a la ministra de Justicia local), Letitia James, que reclama 250 millones de dólares en reparaciones.

El imperio inmobiliario “es propiedad de (Trump) y está controlado por él. Una vez disuelto, se disuelve. Es un caos y es un caos ahora”, argumentó un defensor de Donald Trump, Christopher Kise, según la televisión ABC, presente en el tribunal de apelación. Enfrente, la representante de Letitia James, Judy Vale, argumentó que “no había absolutamente ningún fundamento legal para suspender provisionalmente un juicio que ya llevaba una semana en marcha”.