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El puente de las Américas es un símbolo icónico de Panamá con una historia fascinante que está estrechamente ligada al desarrollo del país y a su papel en el comercio global. Este puente impresionante conecta físicamente las Américas del Norte y del Sur al cruzar el famoso Canal de Panamá, una de las mayores obras de ingeniería del mundo.

La construcción del puente comenzó oficialmente el 23 de diciembre de 1958, como parte de los acuerdos del tratado Remón-Eisenhower firmado en 1955. El Congreso estadounidense asignó $20 millones para el diseño y la construcción del puente, que reemplazaría al servicio del Thatcher Ferry que se utilizó durante casi 30 años.

El viernes 12 de octubre de 1962, se llevó a cabo la inauguración del puente de las Américas, un hito en las relaciones entre Panamá y la Zona del Canal. A pesar de ser un evento esperado por mucho tiempo por los panameños, la ceremonia estuvo marcada por la controversia. Desde la primera palada, el puente fue objeto de tensiones debido al nombre. Mientras las autoridades estadounidenses querían llamarlo Thatcher Ferry Bridge, los panameños preferían Puente de las Américas.

Los ánimos se caldearon días antes de la inauguración, con manifestaciones y resoluciones en la Asamblea Nacional para cambiar oficialmente el nombre del puente. Durante la ceremonia inaugural, un grupo de estudiantes interrumpió el evento con consignas y pancartas, lo que llevó a la suspensión momentánea de la ceremonia. A pesar de los disturbios, el puente fue finalmente inaugurado y se convirtió en un símbolo de identidad para los panameños.

El puente de las Américas no solo es una pieza clave de la infraestructura panameña, sino también un símbolo de independencia y capacidad para manejar una vía de tránsito mundial. A lo largo de los años, ha pasado de ser un recordatorio de la presencia estadounidense en Panamá a ser un ícono reconocido del país, utilizado frecuentemente en postales y material turístico.

Con una longitud total de 1,654 metros y un tramo principal de 344 metros, el puente se eleva a unos 61 metros sobre el nivel del mar y puede soportar grandes embarcaciones que pasan por el Canal de Panamá. Es una obra de ingeniería monumental que ha resistido la prueba del tiempo y sigue siendo un elemento distintivo en la historia y la identidad de Panamá.