La marejada de dimisiones, el rechazo a los trabajos de mierda, el atractivo del teletrabajo o el deseo de una nueva carrera demuestran claramente que la búsqueda de sentido tiende a alcanzar todos los ámbitos del empleo. Comprender esta “aspiración revolucionaria”: esto es lo que guió a los economistas franceses Thomas Coutrot y Coralie Pérez al escribir este trabajo.

Ya sea que lo llamemos Gran Renuncia en Estados Unidos, Tang Ping en China, Gran Renuncia en otras partes del mundo o “gran renuncia” entre los francófonos, este movimiento de reorientación afecta a millones de trabajadores. Más allá de las dimisiones, están surgiendo nuevas formas de resistencia, como tantas señales de alarma reales.

La satisfacción de “tener” un trabajo ya no compensa la profunda insatisfacción que genera realizarlo. Algunos empleados sienten que están perdiendo el tiempo, otros descubren que su trabajo carece de humanidad. Para ellos, hay demasiada disonancia entre el discurso y la realidad, demasiado sufrimiento innecesario.

Por lo tanto, basándose en investigaciones multidisciplinarias y encuestas nacionales, los autores cuestionan el significado del trabajo desde tres dimensiones: el impacto del trabajo en el mundo, en las normas de la vida común y en el propio trabajador⁠1.

A los ojos de los autores, liderar a las personas en función de los números, imponer objetivos cuantificados y abogar por un control estricto de los resultados es similar a una “gestión incorpórea”. El trabajo perdería tanto más su significado cuanto que el trabajador está sujeto a una incesante reorganización y fragmentación de su actividad bajo la presión de imperativos financieros. Los procesos de subsidiarización, subcontratación y subcontratación son factores que conducen a una pérdida de significado. “Los centros de toma de decisiones tienden a alejarse de los lugares de trabajo y de las normas culturales y políticas locales, desdibujando así la figura misma del empleador”, escriben los dos economistas.

¿Cómo puedes encontrarle sentido a tu trabajo cuando está destruyendo el planeta? Los autores señalan que trabajar contra la naturaleza puede generar “conflictos éticos” cuando las exigencias laborales ofenden la conciencia ecológica de las personas. El remordimiento ecológico no afectaría sólo a los trabajadores, a los trabajadores extranjeros y a todos aquellos que están expuestos a tareas sucias, peligrosas o contaminantes: este sentimiento afectaría también a ingenieros, ejecutivos y profesionales de la comunicación, a veces llamados a poner en marcha operaciones de lavado verde, por ejemplo. .

El descontento también está aumentando dentro de las filas de los gigantes de la web. Cuestionamos el modelo mismo de sociedad que estamos ayudando a desarrollar con la ayuda de productos digitales. Algunos responden volviendo a la artesanía y promoviendo el crecimiento de las cooperativas. A otros les impulsa la urgencia de “cuidarse” y empezar por restablecer condiciones laborales saludables. “Es en el seno de las grandes empresas y de los servicios públicos donde se intensificará la lucha para dar sentido al trabajo, que es también una lucha por la democracia y la vida”, concluyen los autores.