(París) El presidente francés, Emmanuel Macron, ha prometido dar instrucciones de voto claras en caso de duelo en la segunda vuelta de las elecciones legislativas entre la izquierda y el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), presentado como el gran favorito de las elecciones. .
Cuando la campaña finaliza el viernes a medianoche (18.00 hora del Este), todas las encuestas dan una ventaja muy cómoda al RN, al que se atribuye entre el 36 y el 37% de la intención de voto y que, por lo tanto, distancia ampliamente a la izquierda (28 al 29%), mientras que el La mayoría saliente queda relegada al tercer lugar (20% frente a 21%).
Sin embargo, el líder del RN Jordan Bardella, de 28 años, tendrá que atraer más votantes si quiere obtener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional al final de la segunda vuelta el 7 de julio, condición que él mismo pidió incluso para aceptar la cargo de Primer Ministro.
El jueves por la noche, al margen de una cumbre europea en Bruselas, Emmanuel Macron prometió “gran claridad” en las instrucciones de votación para la segunda vuelta en caso de duelo entre RN y la izquierda.
“Obviamente quiero evitar que los extremos, y en particular la extrema derecha, ganen estas elecciones”, afirmó el viernes el primer ministro Gabriel Attal en el medio BFMTV/RMC.
Y, si bien en las últimas semanas el ejecutivo ha puesto a RN y a La France insoumise (LFI, izquierda radical) en pie de igualdad “y a quienes les siguen” –al designar el Nuevo Frente Popular (NPF), una coalición de izquierda que también incluye al Partido Socialista, los Ecologistas y el Partido Comunista; Macron pareció matizar esta posición en Bruselas.
“Tuve la oportunidad de decir que en la extrema izquierda la gente había hecho comentarios sobre el antisemitismo o la violencia, sobre el antiparlamentarismo que yo desaprobaba, que iban más allá del arco republicano, pero no provoco una confusión general con todos otros grupos políticos”, declaró el jefe de Estado.
El presidente también denunció la “arrogancia” de la RN, que pretende imponerle una dura convivencia en caso de victoria, habiendo “ya distribuido” todos los cargos gubernamentales.
La destacada figura de la extrema derecha francesa Marine Le Pen aseguró recientemente que la función de “jefe de los ejércitos” del presidente de la República era sólo un simple “título honorífico”.
De esta prerrogativa de jefe de las Fuerzas Armadas, consagrada en la Constitución, surgen las competencias en materia de política exterior y de defensa que los presidentes han conservado durante convivencias anteriores.
El viernes también indicó que si Jordan Bardella se convirtiera en primer ministro, se opondría a la reelección de Thierry Breton como comisario europeo, anunciada el jueves por Emmanuel Macron a sus socios.
El domingo se espera una alta participación, que podría ser la más alta en 25 años: casi dos de cada tres electores tienen previsto votar, frente a menos de uno de cada dos en las elecciones legislativas de 2022.
Con la consecuencia previsible, «seguramente los elegidos en la primera vuelta», predice a la AFP el director general adjunto de Ipsos Brice Teinturier, aunque también habrá «muchos triangulares», añade el encuestador, que prevé «potencialmente 200, incluso 240” distritos electorales en este escenario.
La cuestión del “desistimiento republicano” de la extrema derecha está, por tanto, en el centro de la cuestión. Una opción ya defendida dentro del Nuevo Frente Popular, donde ecologistas, socialistas y comunistas han indicado que sus candidatos que quedaron en tercer lugar se retirarían.
En la izquierda, el líder del partido LFI, Jean-Luc Mélenchon, que sigue siendo un espantapájaros para sus adversarios, indicó el jueves que no tiene intención de ser «borrado del mapa». Incluso por parte de sus aliados, que no quieren que, en caso de victoria, se convierta en primer ministro.
El presidente del Partido Socialista, Olivier Faure, afirmó así, durante un último debate televisado el jueves por la tarde, que será necesaria «una fuerza silenciosa» al frente del Gobierno francés.
Gabriel Attal siguió dando golpes durante este tenso debate en el que también participó Jordan Bardella.
En particular, acusó al presidente de la RN de apoyar a «un centenar de candidatos» que habían hecho comentarios «racistas, antisemitas y homofóbicos».
Desde Bruselas, Emmanuel Macron deploró durante la noche el “discurso desinhibido”, el “racismo o el antisemitismo” en el debate político. El presidente saliente de la Asamblea, Yaël Braun-Pivet, deploró un partido que muestra su “verdadera cara”, la del “racismo desinhibido”.
En el extranjero, estas elecciones son objeto de un estrecho escrutinio, especialmente en Kiev, que teme que el apoyo francés a Ucrania frente a Rusia se desmorone.
Jordan Bardella aseguró el jueves que no permitiría que “el imperialismo ruso absorba un Estado aliado como Ucrania”.