El Consejo Constitucional censuró, el jueves 16 de noviembre, una de las medidas más sensibles del proyecto de ley de justicia de Eric Dupond-Moretti: la activación remota de teléfonos móviles y dispositivos electrónicos para escuchar y filmar sin su conocimiento a las personas objeto de determinadas investigaciones.
La medida constituye «un ataque» al «derecho al respeto de la vida privada» que «no puede considerarse proporcionado al objetivo perseguido», afirman los Sabios en un comunicado de prensa. El Consejo, sin embargo, validó el uso de esta técnica de geolocalización. Durante el examen de estas medidas en la Asamblea, la izquierda se rebeló contra estas disposiciones de «intrusión en la vida privada», evocando LFI una «deriva autoritaria» y recordando las críticas de abogados y ONG.
Los diputados de La France insoumise (LFI) presentaron un recurso ante el Consejo Constitucional tras la aprobación de esta ley el 11 de octubre. Al censurar la grabación remota de vídeo y audio, los Sabios subrayan que la medida “permite la grabación, en cualquier lugar donde se encuentre el dispositivo conectado propiedad de un particular, incluidos los lugares de residencia, de palabras e imágenes relativas tanto a las personas a las que se dirige las investigaciones y terceros. Lo ven como “un ataque particularmente significativo al derecho al respeto de la vida privada”.
El gobierno pretendía autorizar esta nueva técnica de investigación en casos de terrorismo, delincuencia y crimen organizado. La izquierda denunció una «pendiente muy peligrosa», incluso una «deriva autoritaria», tras las críticas de ONG y abogados.
Se trata de «decenas de casos al año», lo que está «lejos del totalitarismo de «1984»», la novela de George Orwell, respondió Eric Dupond-Moretti. El Ministro de Justicia comparó la medida con la “vieja técnica” de colocar micrófonos o cámaras en las casas de los sospechosos. Sobre todo, subrayó que la activación remota de dispositivos conectados ya es utilizada por «los servicios de inteligencia», sin la autorización del juez, que aquí debe ser imprescindible.
Esta censura parcial se produce justo el día en que acaba de finalizar el proceso contra el ministro ante el Tribunal de Justicia de la República, a la espera de la decisión prevista para el 29 de noviembre, por sospecha de apropiación ilegal de intereses, que él impugna. El 11 de octubre, el Parlamento adoptó en gran medida su proyecto de ley de programación con el apoyo de la derecha y la extrema derecha y la abstención de los socialistas.
Para «reducir a la mitad» los retrasos judiciales, este texto promete un presupuesto de justicia de casi 11.000 millones de euros en 2027, frente a 9,6 en 2023, y la contratación de 10.000 personas en cinco años, incluidos 1.500 magistrados y 1.800 secretarios. El Consejo Constitucional validó otra disposición impugnada por LFI: la ampliación de las posibilidades de realizar registros nocturnos.