Des gens du voyage ont manifesté vendredi près du siège de la métropole européenne de Lille (Mel) pour défendre une «charte des droits fondamentaux» face à la «dégradation» de leurs conditions d’accueil, que la Mel «n’entend pas signer en este estado». Esta carta pretende garantizar a los nómadas «derechos fundamentales, presentes en la Constitución francesa, a los que nosotros, los nómadas, no tenemos derecho», aseguró a la AFP Sue-Ellen Demestre, portavoz del colectivo Da So Vas, organizador de esta movilización.
Estipula, en particular, que los servicios de emergencia deben tener acceso «sin obstáculos» a las zonas de recepción, que los agentes de las autoridades locales deben avisar a los ocupantes 72 horas antes de cualquier visita a las zonas y que no pueden entrar en las caravanas sin la autorización de sus ocupantes.
“Nuestros derechos son constantemente vulnerados, somos víctimas de discriminaciones que van desde la familiaridad hasta las expulsiones arbitrarias”, enumera Demestre, mencionando también las barreras en la entrada de las zonas de recepción que dificultan la entrada y salida de los ocupantes y de los servicios de emergencia. «Queremos que el señor (Damien) Castelain», presidente de Mel, firme esta carta, espera.
«Por el momento, Mel no tiene intención de firmar esta carta que no aborda los deberes de los viajeros», indica la metrópoli contactada por la AFP. Pero Sue-Ellen Demestre y Marie Toussaint, cabeza de lista ecologista en las elecciones europeas presentes en la movilización, fueron recibidas por Patrick Delebarre, consejero metropolitano delegado de los Viajeros.
La metrópoli asegura que cada expulsión “fue decidida por orden judicial”. «Estas no son de ninguna manera expulsiones arbitrarias o discriminatorias». La Mel dispone de 14 zonas de recepción y cuatro zonas de paso, para cerca de 900 plazas en total, cuya ocupación está sujeta a autorización. Marie Toussaint afirmó a la AFP que «Europa es la escala adecuada para actuar» sobre la calidad de vida de los nómadas.
Según el Consejo de Europa, la esperanza de vida de los nómadas es de media diez años más corta que la del resto de la población, «debido a riesgos evitables, como el hambre y la desnutrición, la falta de vacunación, las viviendas insalubres y una tasa de desempleo significativamente mayor». .