Miles de polacos se manifestaron este domingo para defender la reputación del ex papa Juan Pablo II, recientemente acusado de haber encubierto delitos de pederastia cuando era arzobispo, en un país conocido por su apego a la fe católica.

A caballo, con trajes históricos o simplemente con una bandera amarilla y blanca del Vaticano o blanca y roja de Polonia, unas decenas de miles de polacos siguieron en Varsovia una «Marcha Nacional por el Papa» fallecido el 2 de abril de 2005, señaló. Periodistas de la AFP. “Como cualquier hombre honesto defiende a sus hijos, a su padre ya su madre, cualquier polaco asume la defensa de Juan Pablo II”, se leía en una de las pancartas que portaban los participantes.

Como todas las demás, esta marcha fue organizada por organizaciones católicas con el apoyo abierto del gobierno y del gobernante Partido Nacionalista Populista (PiS). Participaba de forma destacada el ministro de Defensa polaco, Mariusz Blaszczak. “Pasamos la prueba llevando la verdad, que debe oponerse a las mentiras, las calumnias y los insultos”, tuiteó en particular el primer ministro Mateusz Morawiecki.

“Damos gracias a Dios por este regalo inconmensurable que el Papa polaco fue y sigue siendo para la Iglesia, para Polonia y para el mundo”, subrayó por su parte el jefe del PiS, Jaroslaw Kaczynski, en una carta a los miembros de su izquierda. “Nos levantamos para defender su honor y su buena reputación”, insistió, a pocos meses de las elecciones legislativas en Polonia.

El mismo día, una estatua de Juan Pablo II fue destrozada en Lodz (centro): sus manos fueron cubiertas con pintura roja y la base marcada con una inscripción «Maxima culpa» («La mayor culpa», nota del editor). Esta inscripción hace referencia al libro del periodista Ekke Overboek “Maxima culpa. Juan Pablo II sabía”, publicado recientemente en Polonia.

Ce livre et un reportage semblable sur la chaîne commerciale TVN ont affirmé que le futur pape avait dissimulé des affaires de pédophilie, ce qui a provoqué depuis un débat houleux entre le pouvoir et l’Église, d’un côté, les libéraux et la gauche del otro.