¿Macronie todavía puede salir al campo? Preguntado por el ambiente hostil que ha caracterizado los movimientos del ejecutivo y el gobierno desde hace varias semanas, Gabriel Attal llamó a “separar las cosas”. Selon le ministre des Comptes publics, il y a d’une part les «militants syndicaux politiques d’ultragauche», et d’autre part «les Français qui se lèvent le matin et qui vont travailler et qui attendent de nous qu’on agisse para ellos.» “En realidad nos enfrentamos a manifestaciones a veces, eso no significa que tengamos que dejar de ir al campo”, reaccionó en RTL. Le asegura que «lo importante es que nos sigamos moviendo». Y añade: «No hemos esperado a oír sartenes para escuchar a los franceses».
“Querer dar batalla (…), querer amenazar a funcionarios electos, diputados y miembros del gobierno, eso no es democracia”, agregó el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, en CNews. «¿Quiénes son estas decenas de personas que, aquí o allá, se hacen pasar por censores?», preguntó, denunciando «una concepción graciosa de la democracia». “Seguiremos saliendo a la cancha”, concluyó.
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Según las imágenes que han ido apareciendo desde la promulgación de la reforma de las pensiones, la voluntad del poder de desplegarse sobre el terreno choca sin embargo con el enfado de una parte de la población. El lunes fueron incluso tres ministros los que, el mismo día, tuvieron que enfrentarse a comités de acogida que en ocasiones se mostraron muy molestos.
Así empezaron las cosas con Pap Ndiaye, esperado en Lyon y obligado a revisar su programa para evitar el centenar de manifestantes movilizados para la ocasión. Al mismo tiempo, su colega François Braun (Salud) es abucheado cuando llega al Hospital Universitario de Poitiers. Unas horas más tarde, Pap Ndiaye, nuevamente, se encuentra atascado en el tren que lo lleva de regreso a París, obligado a esperar a que los manifestantes reunidos en la estación se dispersen y finalmente expulsado de las instalaciones. A pocos metros, en el Théâtre de Paris, la ministra de Cultura, Rima Abdul-Malak, es interpelada por artistas que se oponen a la reforma de las pensiones.