Le Fígaro Nantes
Debería haber visto la luz en mayo de 2023. Nueve meses después, el controvertido ecocentro previsto en la isla de Nantes aún no ha sido entregado. Para deleite de los preocupados vecinos que llevan varios meses luchando. “Las acciones de nuestros abogados permitieron retrasarlo un año”, afirma Eléonore Duplay, portavoz del colectivo Stop Écocentre île de Nantes. Otro elemento fue comunicado por el alcalde de Nantes durante una rueda de prensa el jueves pasado sobre la reurbanización ecológica de este distrito de Nantes. “Hablo [del ecocentro] para confirmar el principio de su movimiento de alejamiento de las casas más cercanas”, anunció Johanna Rolland.
Este proyecto urbano temporal, que tiene como objetivo tratar, almacenar y clasificar los residuos de las obras de construcción en la isla, estaba previsto desde hace doce años al pie de las primeras viviendas. Lo suficiente para disgustar a sus futuros vecinos, que no dudaron en formar un colectivo y acompañarse de abogados para exigir la reubicación de este espacio de tres hectáreas, fuera de la isla. Samoa, la empresa encargada de su desarrollo, respondió que en aras de una economía circular, su traslado a distancia no era posible. “Hoy transportamos tierra desde obras de construcción a más de 100 kilómetros de distancia, donde se entierra en canteras. Allí, la idea es reutilizar al máximo el terreno in situ para desarrollar calles, espacios verdes, líneas de tranvía, la vía de autobús y operaciones inmobiliarias”, explica Mahel Coppey, vicepresidente de la metrópoli, delegado de residuos y economía circular. .
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El electo indica que, por la cercanía a las viviendas, “buscamos oportunidades de terreno para ver si podíamos trasladarlo. Allí tenemos una oportunidad que se reveló hace unas semanas. Gracias a este nuevo terreno situado al sur, podremos alejar el ecocentro unos cien metros de las viviendas. El terreno adquirido por Nantes Métropole procede del Gran Puerto Autónomo. El colectivo había sido informado en enero de un posible traslado: “el terreno adquirido permite desplazar el ecocentro 25 metros, situándolo a 100 metros de las viviendas más cercanas”, resume Samoa, consultado por Le Figaro. En resumen, los interesados siempre deberían verlo.
Aún así, este cambio de ubicación “requiere algunas actualizaciones de autorización. En cualquier caso, provino del comité de seguimiento ciudadano”, continúa Mahel Coppey, quien afirma que quiere “hacerlo más aceptable para los residentes”. Lo cual no se gana. “A estas alturas, seguimos convencidos de que no es una buena idea instalar equipos de descontaminación al aire libre. Si miramos el estudio de impacto ciudadano, nos damos cuenta de que en un territorio que fue una zona industrial durante 100 años, la tierra no es inerte”, afirma Eléonore Duplay, en nombre del colectivo que publicó un informe de unas sesenta páginas sobre el sujeto. “Si hablamos de partículas finas potencialmente volátiles, 25 metros en última instancia no cambia la situación. 25 metros equivalen a cruzar la calle… Te lleva un poco más lejos, es cierto, pero no es probable que cambie la naturaleza del riesgo que representa”, sostiene.
Mahel Coppey indica por su parte que se llevó a cabo un estudio acústico para reducir las molestias auditivas relacionadas con el paso de los camiones. En el ámbito aéreo, “elegimos colectivamente un colectivo de seguimiento externo a través de Air Pays de la Loire. En enero realizaron un primer estudio para evaluar el estado inicial de la calidad del aire. Con el objetivo de monitorizar esta calidad durante todo el proyecto mediante la instalación de sensores.
Los vecinos, que aseguran que gracias a ellos se consiguió el control de la calidad del aire, ahora están preocupados por la huella de carbono del futuro centro. Y seguir consultando a sus abogados especializados en derecho medioambiental y urbanístico. “Las diferentes etapas administrativas abrirán posibilidades de impugnación judicial”, explica Eléonore Duplay. Está previsto un próximo comité de seguimiento para mediados de abril con los ciudadanos, Nantes Métropole, Samoa, Brezillon (empresa operadora), representantes de las asociaciones de vecinos y algunos ciudadanos. También debería organizarse una reunión pública a principios del verano. El colectivo está planeando una reunión sin los líderes del proyecto para presentar sus avances a los residentes locales. “Lo que también es seguro es que si se hace aquí, se hará en otras ciudades de Francia”, concluye el portavoz sobre este experimento que podría prosperar en Francia.