Las negociaciones internacionales contra la proliferación de residuos plásticos finalizaron el domingo en Kenia, en un contexto de desacuerdo sobre el alcance del tratado y de frustración de las ONG ambientalistas por la falta de avances concretos.
Negociadores de 175 países pasaron una semana en la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en Nairobi tratando de encontrar puntos en común sobre un proyecto de tratado para abordar el creciente problema de la contaminación plástica.
Había mucho en juego en estas negociaciones porque el plástico, resultante de la petroquímica, está en todas partes: ya se encuentran residuos de todos los tamaños en el fondo de los océanos y en las cimas de las montañas. Se han detectado microplásticos en la sangre o la leche materna.
Si las diferentes partes coinciden en la necesidad de un tratado, el fondo difiere entre las ONG que abogan por una reducción del 75% de la producción para 2040 y los países productores de petróleo y los lobbys de las industrias del plástico que hacen campaña más a favor del reciclaje.
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Durante esta semana de negociaciones, las delegaciones pusieron “más ideas sobre la mesa, llenando los vacíos (…) (ahora) tenemos un documento, un borrador de texto, que abarca una gama mucho más amplia de ideas”, dice Stewart Harris, portavoz. para el Consejo Internacional de Asociaciones Químicas, un importante lobby que defiende los intereses de la industria del plástico. “Creo que fue una semana útil”, dice.
Una historia diferente para varias ONG ambientalistas que han acusado a ciertos países, en particular Irán, Arabia Saudita y Rusia, de haber cometido “obstrucción”. “No es sorprendente que algunos países bloqueen el progreso, jugando a la obstrucción y a las maniobras procesales”, asegura Carroll Muffett, director del Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL). “Comprometer las necesidades de los más afectados para satisfacer los deseos de quienes se benefician del problema no es una estrategia viable”, lamenta Graham Forbes, de Greenpeace.
Para las ONG, el tiempo se acaba y es necesario un tratado vinculante porque se espera que la contaminación plástica empeore: la producción anual se ha más que duplicado en veinte años hasta alcanzar los 460 millones de toneladas. Podría triplicarse para 2060 si no se hace nada. Sin embargo, sólo el 9% de los plásticos se reciclan.
El plástico también juega un papel en el calentamiento global: representó el 3,4% de las emisiones globales en 2019, una cifra que podría más que duplicarse para 2060, según la OCDE.
La reunión de Nairobi es la tercera de cinco sesiones de un proceso acelerado destinado a concluir las negociaciones el próximo año. Después de la capital de Kenia, las negociaciones deben continuar en abril de 2024 en Canadá y concluir en Corea del Sur a finales de 2024.