(Numea) Varios edificios, entre ellos una comisaría de policía y un ayuntamiento, fueron incendiados en Nueva Caledonia durante la noche del domingo al lunes, marcada por enfrentamientos entre separatistas y la policía, que dejaron un herido, en un resurgimiento de la violencia después de seis Semanas de tensión.

“La noche estuvo agitada y marcada por disturbios en toda la isla principal (la isla principal, ndr.), en la Isla de los Pinos y en Maré, que requirieron la intervención de numerosos refuerzos: las fuerzas fueron atacadas, incendiadas y represas”, dijo el Alto Comisión, representante del Estado en este archipiélago francés del Pacífico Sur, en un comunicado el lunes.

En Dumbéa, al norte de Nouméa, la principal ciudad de Nueva Caledonia, se quemaron locales de la policía municipal y un garaje. Intervinieron cuatro vehículos blindados, incluido uno de última generación, un Centaur, constató un periodista de la AFP.

Se produjeron enfrentamientos entre la policía y los separatistas en Bourail, una ciudad situada a menos de 200 kilómetros al norte de Numea, que se saldaron con un herido, según pudo saber la AFP.

En Numea, el Alto Comisionado informó de «varios incendios controlados», en particular en Ducos y en el distrito de Magenta, añadiendo que fueron incendiados «los locales y los vehículos de la policía municipal y los vehículos privados».

«También se cometieron abusos, destrucciones e intentos de incendio en varios lugares de Païta (al norte de Numea)», añadió el Alto Comisionado, subrayando que «la brigada territorial de Maré también fue atacada».

El lunes por la mañana, muchas escuelas fueron cerradas debido a la reanudación de la violencia y la autopista que conduce al hospital quedó bloqueada en ambos lados.

El archipiélago ha estado sumido en violentos disturbios desde el 13 de mayo, derivados de la impugnación de un proyecto de ley de deshielo electoral. Los hechos dejaron nueve muertos, entre ellos dos gendarmes, y daños inmensos, que ascienden a más de mil millones de euros.

El sábado, siete activistas independentistas de Caledonia vinculados a un colectivo sospechoso por las autoridades francesas de haber orquestado los disturbios contra la reforma electoral fueron acusados ​​(acusados) y enviados a Francia continental para prisión preventiva.