Los ostricultores de la cuenca de Arcachon, privados de ventas para el Año Nuevo debido a una intoxicación alimentaria, calculan sus pérdidas en unos 8 millones de euros y tienen previsto presentar una denuncia si no reciben una compensación parcial. “Hoy reina entre nosotros un sentimiento de injusticia”, declaró Olivier Laban, presidente del Comité Regional de Marisquería de Arcachon-Aquitania (CRCAA), tras una asamblea general excepcional de productores en Gujan-Mestras (Gironda). Para ellos, el sistema de saneamiento de las orillas de la cuenca es el origen de la contaminación del agua que ha contaminado las ostras, cuya venta está prohibida desde el miércoles por la tarde por la prefectura del departamento. Los análisis revelaron la presencia del “norovirus”, responsable de la gastroenteritis, en las granjas, y muchos consumidores enfermaron en Navidad.
En dos meses y medio, llovieron unos 550 mm de agua – o 550 litros por metro cuadrado – en la zona, frente a los 800 mm anuales en general, afirmó Olivier Laban. “El sistema de saneamiento se desbordó y las aguas sucias migraron al punto más bajo, las aguas de la cuenca”, subrayó. “Por mucho que seamos capaces de aceptar las consecuencias de los fenómenos naturales, esto forma parte de los riesgos de la profesión, tanto es así (…) La decisión de prohibición que se tomó es acertada pero nos cuesta aceptarla porque No tenemos nada que ver con eso, mis compañeros y yo hicimos bien nuestro trabajo”, continuó el representante de la profesión. «Hoy necesitamos saber quién pagará la cuenta», afirmó, señalando con el dedo a las comunidades que gestionan la red de saneamiento «que ha mostrado sus límites».
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Las ventas de Año Nuevo habrían representado unas 800 toneladas de ostras, con un volumen de ventas de entre 7 y 9 millones de euros. La CRCAA, que se reunirá con el prefecto la próxima semana, se reserva el derecho de presentar una denuncia si no se encuentra rápidamente «una solución concreta para compensar a las empresas afectadas». «Quien quiere la paz se prepara para la guerra. Desafortunadamente, así es como funciona”, concluyó Laban. “No pedimos el reembolso de todo el volumen de negocios, sólo del margen bruto perdido”, porque las ostras devueltas a los parques finalmente se venderán bien, una vez que se restablezca la calidad del agua. El plazo suele ser de 28 días para este tipo de contaminación, explicó el jueves a la AFP un productor.