“¡No existe la edad! Hace mucho que no celebro mi cumpleaños», confiesa a la AFP Amanda Lear, que regresa al teatro como una anciana indigna en una adaptación hecha a medida de El dinero de la vieja, una película italiana de Luigi Comencini estrenada en 1972. «Sólo preguntamos a las actrices su edad, nunca a los actores. ¡Sigue siendo una cosa sexista!”, cree la cantante y actriz, que mantiene la vaguedad sobre su fecha de nacimiento, hasta el punto de que Who’s Who en Francia se niega a publicar su ficha biográfica, como la de Arielle Dombasle por el mismo motivo.
“¡En Wikipedia, es una tontería! Me dan 84 años. ¿Y por qué no cien años, ya que estamos?», se deja llevar recordando que fue Salvador Dalí, de quien fue musa, quien le enseñó a «crear misterio». “Dali fue una maravillosa escuela de publicidad. Le gustaba mucho provocar, responder fuera de lugar. Es necesario hablar de los artistas”, añade Amanda Lear (Amanda Tapp, registro civil). “Cuanta más gente pregunta por ti, más rumores hay y más interesante eres. Tiene que haber algún misterio. ¡Nunca respondas, ese es el secreto! Y tuve una carrera maravillosa”.
“Dicen que me he hecho quince lavados de cara. Desafío a cualquier médico: ¡no encontrarán cicatrices! Nunca me haré un lifting facial”, asegura la mujer que, sin embargo, admite recurrir a “tratamientos experimentales para frenar el envejecimiento”. “A todas las mujeres maduras”, insta “a moverse para mantenerse en forma”. «¡No estamos caducados como el yogur!»
A pesar de despedirse en 2016 porque estaba “cansada del mundo del espectáculo”, la intérprete de Sígueme (un éxito mundial de 1978 recientemente actualizado por Chanel en un anuncio) multiplica los papeles en el teatro.
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Después de interpretar a Joan Crawford en una conversación imaginaria con Bette Davis, Amanda Lear interpreta a una multimillonaria cascarrabias y cínica. Un papel de proporciones extremas creado sobre el escenario por Alice Sapritch en 1981. La rica heredera se enfrenta a una pareja tan pobre como maquiavélica que intenta desesperadamente rehacer sus vidas jugando a las cartas.
“Interpreto una especie de Liliane Bettencourt que intentamos explotar, pero la diferencia es que ella es muy manipuladora. Más allá del vodevil, es también un tema serio entre ricos y pobres”, subraya la actriz, en cartel en el Théâtre Libre de París, antes de una gira el año que viene.
“El teatro es una disciplina. Es mi terapia. Me hace sentir bien pero ya no puedo hacer de seductora, tengo que ser razonable. Soñé con interpretar a una mujer desagradable y, ahí, todos los personajes son horribles, sucios y malos”, resume.
Amanda Lear también forma parte del reparto de la película Retirement Home 2 de Claude Zidi Jr., con Kev Adams y Jean Reno, en cartelera desde el miércoles. El que fue fichado para una serie española en Netflix también se unió al elenco de la serie Escort Boys de Rubén Alves para Prime Video, con Carole Bouquet y Rossy de Palma. «Los productores estadounidenses quieren hacer una película biográfica sobre mi vida», dice. «¡Les dije que aún no estaba muerto!»