Stefano Origone, cronista de la República, en el suelo y grita a los agentes, «soy periodista». Y más adelante explica: «me gritó que yo estaba allí para trabajar, pero su no se detiene». Una escena de uno de los Origone llevado al barril (dos dedos fracturados, una costilla rota, trauma en la cabeza) – que sacude el mundo de la política.