Mientras continuaba el ataque a la sala de conciertos Crocus City Hall, al noroeste de Moscú, el Estado Islámico (EI) se atribuyó la autoría del atentado que dejó al menos 133 muertos y 121 heridos. La rama afgana del ISIS es la principal sospechosa de este ataque, según fuentes de seguridad estadounidenses citadas por el New York Times. El Estado Islámico de Khorasan, conocido como “EI-K”, fue fundado en 2015 y está considerado el “más sangriento de Afganistán”, según una nota publicada en 2021 por el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI). Actualmente se desconoce si los cuatro presuntos atacantes – entre las 11 personas arrestadas en Rusia – están afiliados al grupo terrorista.
La inteligencia estadounidense había recopilado pruebas que indicaban que el Estado Islámico en Khorasan (IS-K) estaba preparando un ataque en Moscú: «A principios de este mes, el gobierno estadounidense tenía información sobre un ataque terrorista planeado en Moscú, potencialmente dirigido a grandes reuniones, incluidos conciertos, y Washington compartió esta información con las autoridades rusas”, dijo Adrienne Watson, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Se cree que el EI-K surgió de una división dentro de los talibanes paquistaníes. Los yihadistas que formaban este grupo “adoptaron entonces una versión más violenta del Islam”, precisa el New York Times, citando fuentes de seguridad estadounidenses. Khorasan, que en persa significa «de donde sale el sol», es el nombre medieval de Afganistán que entonces incluía parte de Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán. Según Reuters, estos yihadistas son conocidos por su “extrema brutalidad”.
Después de un período de tranquilidad, el grupo terrorista está aumentando una vez más los “ataques externos”, según funcionarios antiterroristas estadounidenses citados por el New York Times. “EI-K se ha consolidado como la rama del EI con mayor orientación internacional. Ha producido propaganda en más idiomas que cualquier otra filial desde el apogeo del (autoproclamado) califato en Irak y Siria”, añade a la AFP Lucas Webber, cofundador del sitio especializado Militant Wire. Y agregó: “Esta visión internacional incluye una campaña ambiciosa y agresiva para fortalecer sus capacidades operativas externas y atacar a sus diversos enemigos en el exterior”. El New York Times recuerda que “la mayoría de sus proyectos terroristas en Europa fueron frustrados, lo que lleva a estimaciones de que el grupo tenía capacidades reducidas”.
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Pero Rusia está ahora en la mira del grupo. «L’EI-K fait une fixation sur la Russie depuis deux ans, critiquant fréquemment le président Vladimir Poutine dans sa propagande», déclare au journal américain Colin P. Clarke, un analyste antiterroriste au Soufan Group, société de conseil en sécurité basée à Nueva York. “EI-K acusa al Kremlin de tener sangre musulmana en sus manos, en referencia a las intervenciones de Moscú en Afganistán, Chechenia y Siria”. Para Michael Kugelman, del Wilson Center, con sede en Washington y citado por Reuters, el EI-K “considera a Rusia cómplice de actividades que oprimen regularmente a los musulmanes”.
Este grupo de yihadistas es conocido principalmente por estar detrás del ataque al aeropuerto internacional de Kabul en agosto de 2021, en pleno derrocamiento del gobierno afgano por los talibanes. Este ataque costó la muerte a 13 soldados estadounidenses y hasta 170 civiles. Desde entonces, los talibanes han librado una batalla contra estos yihadistas en Afganistán. Uno de los líderes del grupo, y autor intelectual del ataque, fue asesinado por los talibanes en abril de 2023. Los líderes afganos impidieron que los yihadistas del EI-K “se apoderaran del territorio o reclutaran a un gran número de excombatientes talibanes que se aburrían en tiempos de paz –uno de los los peores escenarios previstos tras el colapso del gobierno afgano apoyado por Occidente”, recuerda el New York Times.
Más recientemente, el Estado Islámico Khorasan se atribuyó la responsabilidad de un atentado con bomba que mató a 84 personas en Kerman, Irán, durante una procesión en memoria del mayor general Qassem Soleimani. En septiembre de 2022, militantes del EI-K también se atribuyeron la responsabilidad de un mortal atentado suicida contra la embajada rusa en Kabul.
Tras la creación del grupo en 2015, una de sus filiales regionales más activas vio disminuir el número de sus miembros hacia 2018. Los talibanes y las fuerzas estadounidenses les infligieron grandes pérdidas, contextualiza Reuters. Pero Estados Unidos dijo recientemente que su capacidad para desarrollar inteligencia contra grupos extremistas en Afganistán como ISIS se ha reducido desde la retirada de las tropas estadounidenses del país en 2021.
Sin embargo, el EI-K sigue en la mira de las autoridades occidentales. Los alemanes arrestaron el pasado martes a dos presuntos yihadistas afganos, sospechosos de haber preparado un atentado cerca del parlamento sueco, en un contexto de alta amenaza terrorista en el país escandinavo tras la quema del Corán. Uno de ellos se habría unido al EI-K procedente de Alemania, recuerda la AFP. Pero ya se habían desmantelado varias redes en Europa, en particular una primera red ruso-tayika en Alemania en 2020. Otras corrieron la misma suerte en 2022 y 2023.
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El 7 de marzo, las autoridades rusas afirmaron haber matado a presuntos miembros del EI-K durante una operación en la región de Kaluga, al suroeste de Moscú, acusándolos de haber preparado un ataque contra una sinagoga de la capital. Kazajstán confirmó la muerte de dos de sus ciudadanos en la operación.